Menú

Camps, "ese cadáver político"

Nunca se le había visto tan solo. Tan poco querido por los suyos. La imagen de Camps este lunes en Santiago de Compostela fue la de un auténtico cadáver político. Lo dicen sus propios compañeros de fila, que no han tenido empacho en confesar que "ha sido aislado en todo momento" porque "nadie le quería".

Nunca se le había visto tan solo. Tan poco querido por los suyos. La imagen de Camps este lunes en Santiago de Compostela fue la de un auténtico cadáver político. Lo dicen sus propios compañeros de fila, que no han tenido empacho en confesar que "ha sido aislado en todo momento" porque "nadie le quería".

Mariano Rajoy era el primero en marcar distancias. Antes de asistir a la Misa del Peregrino en la Catedral, los miembros del Comité Ejecutivo Nacional se trasladaban al Parador Nacional, a pocos metros de distancia del templo. Allí, el barón regional le esperaba para la foto, pero el saludo distó en mucho al de otras ocasiones. Un gélido apretón de manos, y absolutamente nada más.

Camps, viendo que perdía a su jefe de filas, intentó forzar una conversación. "Agua para todos, pero aquí llueve mucho", le dijo, en tono irónico. Rajoy ni se dignó a contestarle, y viró su mirada para saludar a otros miembros del órgano interno.

Parecida instantánea se produjo en el caso de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Camps buscaba la foto con ella esperándole en la puerta e incluso mantenían una breve conversación, que era estratégicamente captada por los informadores. Sin embargo, escasos minutos después parecía que la número dos del partido intentaba escapar literalmente del barón, que la seguía pasillo adentro.

La fotografía de un Camps noqueado y fuera de sitio se repetía en todos los escenarios. Primero, a la entrada de la basílica, cuando, según sus propios colegas del partido, hacía "esfuerzos titánicos" para no perder la comitiva que encabezaba Rajoy. Sin embargo, ni dentro de la Catedral ni tampoco después, en la foto de familia, ocupaba un lugar relevante y, ni mucho menos, a la vera del líder.

Ya en el Comité Ejecutivo Nacional, la opinión era casi unánime entre dirigentes de diferente rango: Camps es "un cadáver político". De hecho, fuentes de la dirección nacional consultadas por Libertad Digital ponían el acento "ahora más que nunca" en el hecho de que el presidente regional es candidato "hoy" pero "puede no serlo mañana".

"No tenemos fecha para designar a candidatos. La fecha es la que marca la ley", se apresuraba a decir Rajoy, ya en conferencia de prensa, antes de que le preguntaran. Y esa fecha es, según apuntó Ana Mato, el próximo mes de marzo. Hasta entonces, el PP puede cambiar de cabeza de lista a su antojo, y ésa es la baza con la que cuenta en el caso de Camps.

"En algunos momentos ha dado pena", afirmaba un miembro del órgano. Sólo la delegación valenciana, que incluía a Rita Barberá y Gerardo Camps, ha puesto empeño para que el jefe del Ejecutivo autonómico no quedara sólo. El resto criticaba que "por su culpa todavía no podamos decir oficialmente y voz alta quienes son nuestros candidatos".

Efusivo con Manuel Cobo

Y frente a ese vacío demostrado a Camps, Rajoy se mostró mucho más efusivo ante la presencia Manuel Cobo, quien el pasado viernes recuperaba su carnet de militante tras diez meses sin él por insultar a Esperanza Aguirre en las páginas de El País. "¡Hombre!", le dijo el jefe de la oposición al verle, estrechando su mano ante media docena de reporteros gráficos.

La presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, no estaba allí para verlo, pues su vuelo se retrasaba, si bien sí que pudo acudir a la reunión a puerta cerrada del Comité, donde Cobo no tomó la palabra para pedirle disculpas.

Por lo demás, llamó extraordinariamente la atención la presencia de Gerardo Galeote, excluido de las listas a la Eurocámara por su imputación en el caso Gürtel, y que también estaba presente en la cita. Recuerdan en este sentido fuentes del aparato que es "un asesor" del partido en asuntos internacionales.

La guinda del pastel la ponía, como no podía ser de otra forma, Manuel Fraga, que como es costumbre en él tomaba la palabra. El presidente fundador del PP mostró su preocupación por la apertura de juicios contra el Franquismo en Argentina. Rajoy no daba crédito a la observación, y no llegó ni contestarle. Después, suntuoso almuerzo y todos para casa. En el caso de Camps, más sólo que nunca.

Temas

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 10 comentarios guardados