El derrumbe de un cerro en la madrugada del martes sobre unas cuantas casas de esa pequeña población indígena de 8.900 habitantes causó un fuerte revuelo en México, debido a que las primeras informaciones apuntaban a que entre 100 y 300 viviendas habían quedado enterradas. El gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, incluso aseguró que hasta 1.000 personas podían haber fallecido, dato que finalmente no se ha confirmado.
Cientos de soldados, paramédicos y miembros de equipos de rescate, así como decenas de periodistas nacionales e internacionales, se desplazaron a la zona temiendo una catástrofe. La comunidad de Tlahuitoltepec, que consta de ocho barrios, cuenta con luz y agua, y sólo se cortó el fluido eléctrico en el área del derrumbe.
El ministro del Interior, Francisco Blake, señaló que "por suerte las cifras han cambiado, tanto que no se puede confirmar ninguna muerte". Y el gobernador de Oaxaca indicó que únicamente puede hablarse de 11 desaparecidos, ocho niños y tres adultos. Sin embargo, los habitantes de la comunidad aseguran que buscan sólo a seis personas desaparecidas.
Varios pobladores, la mayoría de la etnia mixe, se quejaron de que las autoridades abandonaron la zona cuando comprobaron que la tragedia no era tan grave. Tlahuitoltepec se ubica a más de 200 kilómetros al sudeste de la capital del estado y a casi 500 kilómetros de Ciudad de México.