La prensa salmón publica noticias interesantes -y preocupantes- este doce de octubre, día del Pilar y de la Fiesta Nacional. El derroche de las comunidades autónomas tiene su máximo exponente en Cataluña, cuyo gobierno regional ha decidido abrir embajadas a troche y moche en los últimos años fuera de España, ha creado una red clientelar de asociaciones que defienden el catalán con métodos fascistas a cambio de fondos públicos, ha fomentado el odio y el separatismo a golpe de talonario y ha llevado a cabo una política económica socialista que ha empobrecido a los ciudadanos y ha hundido a la región, antaño motor económico de España.
Como consecuencia de todo ello, en términos absolutos el gobierno autonómico que preside Montilla es el más endeudado de España, con una cifra cercana a los 30.000 millones de euros. Los inversores no se fían de la solvencia de Cataluña y desde marzo han cerrado el grifo de la financiación. El bachiller ya no engaña a nadie y, a la desesperada, ha decidido romper el mercado de la deuda ofreciendo un interés desorbitado, que es cinco veces superior al que ofrece el Banco Central Europeo y más del doble de lo que ofrece el Estado.
Es sencillo: Montilla pagará un interés del 4,75% a todo aquel que le preste dinero a doce meses mediante la compra de un bono de Cataluña. Con esta medida pretende captar 2.000 millones para pagar a los acreedores, según informa Cinco Días.
Por lo tanto, el presidente de la comunidad autónoma compromete 95 millones de euros, que deberán pagar los contribuyentes dentro de doce meses. Esto es la emisión de deuda: los políticos consiguen dinero del mercado (para pagar sus dispendios) a cambio del ahorro de las familias y las empresas.
Pero no termina aquí el atraco sistemático del sector público, el otro diario salmón que sale a la calle este martes, Expansión (El Economista no está en los kioskos por ser festivo) publica a toda página que "el Gobierno facilita a los ayuntamientos la subida del IBI". Es decir, que justo cuando los precios inmobiliarios se estancan en los centros de las ciudades y se desploman en la periferia y, especialmente, en las zonas costeras, ahora los alcaldes van a subir aún más la fiscalidad de la vivienda.
En concreto, "dos disposiciones del articulado de los Presupuestos favorecen el afán recaudatorio de los ayuntamientos". El Catastro "les dará un balón de oxígeno y más tiempo para elevar tipos impositivos", según el periódico de Unidad Editorial. Para un alcalde, subir los impuestos es una de las opciones más tentadoras a la hora de hacer frente a la depresión de las arcas de los consistorios. Sobre todo si se trata del IBI, tributo que grava los bienes inmuebles. "Más aún en 2011, ejercicio en el que los consistorios más endeudados no podrán financiarse a largo plazo", recuerda Expansión.
Si todavía les quedan fuerzas, también les avanzo que las pocas empresas que todavía ganan dinero saldrán corriendo en los próximos años debido a la excesiva carga tributaria que soportan, en comparación con los países de nuestro entorno. Así lo considera Expansión que destaca la "pérdida de atractivo de España por la alta fiscalidad de las empresas".
El tipo del Impuesto sobre Sociedades (IS) nacional es ya el cuarto más elevado de la Unión Europea (UE) y el quinto de todo el Viejo Continente. Así, las compañías soportan en España nueve puntos más (30%) que el promedio de Europa y cinco más que la media global.
Y para terminar, una referencia a los "tres estudiosos del desempleo ganan el Nobel de Economía". La Academia reconoce la investigación de los estadounidenses Peter A.Diamond y Dale T. Mortensen, y el chipro-británico Christopher Pissarides. Las "fricciones" del mercado laboral centran sus trabajos.
Por si alguno tiene dudas, estoy en disposición de confirmarles a todos ustedes que el señor Corbacho no ha leído ningún estudio de estos tres economistas y, si me apuran, no creo ni que sepa quienes son. Hoy el que será recordado como el ministro del paro asistirá a su último acto oficial como miembro del Gobierno. Ayer dijo en la cadena pública que ha tenido "mala suerte". Yo creo, más bien, que lo que tiene es la cara muy dura para atribuir al azar la peor gestión laboral de la historia de España.