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El circuito de los campeones espera a Fernando Alonso

Fernando Alonso es el único piloto que puede lograr el título en Brasil, escenario de la penúltima prueba del Mundial de Fórmula 1. No sería la primera vez que el circuito de Interlagos corona al asturiano como campeón, pues ya lo hizo en 2005 y 2006 con Renault.

Fernando Alonso es el único piloto que puede lograr el título en Brasil, escenario de la penúltima prueba del Mundial de Fórmula 1. No sería la primera vez que el circuito de Interlagos corona al asturiano como campeón, pues ya lo hizo en 2005 y 2006 con Renault.

El Autódromo José Carlos Pace de Sao Paulo, conocido popularmente como Interlagos, es sin duda el circuito de los campeones. Y es que allí se han decidido los últimos cinco títulos de campeón del mundo de Fórmula Uno. Fernando Alonso consiguió en Brasil sus dos campeonatos con Renault en 2005 y 2006. Un año después fue el finlandés Kimi Raikkonen el que se proclamó campeón con Ferrari y, en 2008 y 2009, eran dos pilotos ingleses, Lewis Hamilton y Jenson Button, respectivamente, quienes se estrenaban en el palmarés del Mundial.

El asturiano es el único que tiene opciones matemáticas de proclamarse tricampeón de la F1 en Brasil y añadir un nuevo as en su casco. Interlagos es el circuito fetiche de Fernando Alonso y no sólo porque allí se convirtió, hace ahora cinco años, en el piloto más joven en proclamarse campeón. Al año siguiente, el ovetense le ganó la partida a Michael Schumacher y confirmó que era la alternativa al siete veces campeón del mundo.

Pero la relación de Alonso con el circuito de Brasil no siempre ha sido de color de rosa: en 2003 sufrió el peor accidente de su carrera deportiva cuando perdió el control de su monoplaza al intentar evitar un accidente de Mark Webber y terminó impactando contra el muro. La gravedad del impacto obligó a la dirección de la carrera a suspender el gran premio y el asturiano consiguió la tercera posición –su segundo podio en la F1–. El trofeo lo recibió al día siguiente tras salir del hospital.

La historia nos dice que Alonso conseguirá el domingo cerrar una temporada casi perfecta, coronándose como campeón y ganando un mundial que desde el principio parecía llevar los colores de Red Bull. A pesar de ello, el español parece convencido de que todo se decidirá en Abu Dhabi, escenario de la última carrera de la temporada, y de que en Brasil el equipo Ferrari deberá hacer lo mismo que en los últimas cinco grandes premios; es decir, estar en el podio. Ya lo dijo el piloto español cuando el Mundial llegó a Asia: "El que consiga subirse al podio las últimas cinco carreras, será el campeón del mundo". La hazaña no será fácil. Ni McLaren ni tampoco Red Bull han tirado la toalla y lucharán con todo lo que tienen para ser ellos los que se coronen.

Pero los números son caprichosos y, para que el sueño se haga realidad, Alonso tendrá que ganar en Interlagos y el australiano Mark Webber deberá cruzar la línea de meta al menos en quinta posición. En caso de que el piloto de Ferrari firme una segunda posición, ni Sebastian Vettel ni Hamilton pueden subir al podio y Webber no debería pasar de la octava plaza. Por último, si Fernando es tercero, Webber tendría que quedar fuera de los puntos y de nuevo ni Vettel ni el inglés Hamilton podrían subir al cajón.

A las cuentas numéricas podemos añadir otras informaciones que pueden ser determinantes el próximo domingo. Ni McLaren ni Red Bull –sobre todo esta última– han tomado decisiones de equipos y pondrán en igualdad de condiciones a su dos pilotos, lo que podría reducir sus posibilidades, mientras que todo en Ferrari se concentra en que Alonso quede los más arriba posible. La falta de confianza de la escudería austriaca sobre su hombre fuerte, Mark Webber –el más regular de la parrilla–, divide el potencial de Red Bull empeñado en que sea el alemán Sebastian Vettel el que consiga su primer campeonato del mundo.

A los números y a las estrategias de equipo hay que sumarle las exigencias técnicas, que son muchas, que requiere el Autódromo José Carlos Pace. El trazado brasileño destaca por ser un circuito mixto que combina un primer sector más lento y que precisa de una mayor gran carga aerodinámica, con los dos últimos sectores más rápidos y exigentes con los propulsores. La pista construida entre dos lagos artificiales tiene una de las curvas más rápidas del Mundial, donde los pilotos superan los 320 kilómetros hora. Se trata de la curva 12 situada en el último sector, en donde el motor de los monoplazas gira a tope de revoluciones durante más de quince segundos.

Una prueba de fuego para las mecánicas de los coches que llegan en condiciones un poco mermadas al final de la temporada. Es el caso de Fernando Alonso, que ya ha estrenado los ocho motores permitidos y deberá jugarse el Mundial en Brasil con un motor usado y con un gran número de kilómetros encima. Es, sin duda, un hándicap para el asturiano, que deberá confiar en la durabilidad del motor de su F10. La meteorología y el bacheado asfalto brasileño son las últimas incógnitas de una pista donde los adelantamientos son posibles en casi cada una de las frenadas, sobre todo en la que precede a la primera curva del trazado. 

Y aunque es necesario conocer algunos de estos detalles técnicos para poder adivinar lo que puede ocurrir el domingo en Brasil, carreras como la de Interlagos están llenas de la pasión por la Fórmula 1 y la ilusión por ver al español de nuevo en los más alto de este deporte volviendo a hacer historia, esta vez vestido del color rojo de Ferrari. ¡Qué bonito sería narrar el próximo domingo la carrera que devolvió a Alonso la corona de la F1!

 

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