Entre los primeros espadas del PP trasladados a León para participar en la primera cumbre del partido a nivel internacional hoy se respiraba un ambiente enrarecido sobre el caso Cascos, que -pese a que Mariano Rajoy lo tilde de “historia pasada”- sigue convulsionando la vida interna de la formación y, aún más, centrando las conversaciones de muchos.
El motivo venía dado porque llegaban a la par tanto buenas como malas noticias para la dirección nacional, representada ni más ni menos que por María Dolores de Cospedal.
A gloria bendita sonaban las palabras de José María Aznar, que daba su mayor espaldarazo al líder de los populares desde el convulso congreso de Valencia y ni tan siquiera citaba al que en su día fuera su número dos, Francisco Álvarez Cascos. “Él necesita el apoyo de todos, y el apoyo más modesto con el que cuenta es el mío”, proclamó sobre Rajoy, instante en el que los SMS empezaron a circular entre distintos dirigentes con la idea máxima de que el ex presidente se alineaba con el nuevo jefe.
Una locución que venía a rebajar el pesimismo instalado al constatar que el ex ministro de Fomento, finalmente, sí se presentará a las elecciones bajo unas nuevas siglas. Si bien en un primer momento la cúpula nacional consideró “muy improbable” que Cascos concurriese a los comicios, ahora la percepción es diferente.
Así lo asegura, por lo menos, un miembro de la plana mayor, que afirma que el periplo de Cascos por Asturias refleja “a las claras” sus intenciones y que “mucho tendrían que cambiar las cosas para que al final” no se enfrentara al PP en mayo.
En este sentido, y en conversación informal con Libertad Digital, este destacado dirigente popular añade que el daño “será irreversible” en el Principado y que, diga lo que diga Rajoy, Isabel Pérez Espinosa no ganará las elecciones. “Miente quien diga que no piensa que nos hará mucho daño si se presenta”, recalca, no sin criticar la decisión del veterano político de abandonar el PP.
En público, eso sí, Cascos se convirtió en León en una especie de mal espíritu que es mejor no membrar. Ningún dirigente quiso postularse a la entrada del cónclave popular, y ni mucho menos Aznar. Los populares prefirieron hablar de lo que tocaba, y que pasaba por dar voz a las varias decenas de delegaciones del partido repartidas por todo el mundo.