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Breve historia de España...

César Vidal: "La oposición a Franco surge en las sacristías, incluso la terrorista"

Federico y César Vidal hablan del Concordato con el Vaticano y sus privilegios. Alcalde nos explica cómo eran las cartillas de racionamiento. 

Breve historia... : El Concordato

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La semana pasada veíamos en Breve historia de España... como Franco había roto el cerco internacional. Federico Jiménez Losantos y César Vidal nos explican ésta que fue gracias a dos acuerdos "que marcaron al régimen hasta su desaparición": el Concordato con la Iglesia católica y los acuerdos con Estados Unidos. Este lunes nos centraremos en el acuerdo con la Santa Sede.

César Vidal ha asegurado que "Franco encargó en el 50 a Ruíz Jiménez - al que llamaban Sor Intrépida, ha apuntadoFederico - un borrador de Concordato". Sin embargo, no gustó a Franco "porque era demasiado favorable a la Iglesia católica, cosa difícil viendo como fue finalmente el documento". A fin de aprobar un texto de su agrado, Franco creó una comisión interministerial formada por 5 personas que en febrero del 51 concluyeron el texto que aceptó el dictador.

Ruíz Jiménez "entregó el texto en la secretaría de Estado del Vaticano el 14 de marzo del 51 y Franco mandó una carta al Papa Pio XII solicitando el inicio de las negociaciones, tal y como le habían indicado a Jiménez", ha relatado Vidal.

El 6 de abril, el Papa se reunió con Ruíz Jiménez al que señaló las 3 cuestiones que Franco tenía que cumplir: "no permitir la libertad religiosa, no entablar relaciones con Israel y no reconocer a la China de Mao", ha asegurado el director de Es la Noche de César.

Franco relegó a Ruíz Jiménez por Castiella que, según César Vidal, "quedó decepcionado porque comprobó que el Vaticano permitía a los medios católicos atacar al régimen de Franco y por la cicatería vaticana porque en el texto había 41 concesiones del Estado español a la Iglesia Católica y ninguna a la inversa".

Vidal nos ha leído un extracto en el que Castiella resume su opinión sobre los obispos españoles:

"Todos ellos se han limitado a pedir más y más, sobre todo desde el punto económico, al Estado español. Nada absolutamente han reclamado para España".

Finalmente, el Concordato se firma en 1953 con numerosas concesiones de España ante la iglesia católica. César Vidal nos enumera algunas:

"El Estado español renunciaba a legislar sobre materias mixtas o de aquellas que puedan interesar a la Iglesia sin previo acuerdo con la Santa Sede.

Eso convertía a España en un protectorado de la Santa Sede porque colocaba en sus manos todas las leyes educativas, todo el derecho de familia y buena parte del civil, e incluso la política de orden público.

Todas las organizaciones católicas dependían solo de los obispos y no podían ser confiscadas por el Estado.

La Santa Sede consiguió restablecer el texto de 1851 relativo a la confesionalidad católica con exclusión de cualquier otro culto".

Según César Vidal, "la iglesia católica española definió el Concordato como el acuerdo más completo firmado al respecto, ningún estado jamás había firmado un acuerdo tan favorable para la iglesia".

Una de las consecuencias de tantos privilegios, ha apuntado Vidal, es que "el código de derecho canónico alcanzaba plena vigencia". Eso quería decir que "había personas invulnerables a la ley civil, es decir, si un sacerdote cometía un delito, no podía ser juzgado sin el permiso del obispo". Además, "la pena no la cumplía en una cárcel sino en lo que se llamó cárceles concordatarias".

Entre las concesiones también figuraban: "la declaración de las fiestas religiosas como de obligado cumplimiento, que el Estado y las autoridades locales estuvieran obligadas a proporcionar los medios económicos necesarios para la construcción de edificios, oficinas y templos de cualquier nueva diócesis o la exención de impuestos".

Además, "los templos eran lugar de refugio, incluido para terroristas o maquis; los programas de TV y radio tenían que tener espacio para defender la verdad religiosa y la iglesia podía prohibir libros y publicaciones". Eso provocó que "la oposición a Franco empezase a forjarse en las sacristías, ya que eran lugares inviolables".

Las concesiones que hizo la Iglesia fueron: "los sacerdotes tenían que elevar preces diariamente a favor de Franco, privilegios en la basílica de Santa María la Mayor, el tribunal de la Rota debía tener dos jueces españoles siempre, el español sería una de las lenguas que usaría la sagrada congregación de ritos y que Franco podría intervenir en el nombramiento de obispos".

Sin embargo, César Vidal ha remarcado que "tenía que negociarlo con el Nuncio, el Papa podía vetar el nombramiento y encima no intervenía en el nombramiento de sacerdotes auxiliares, que comenzaron a ser mayoritariamente progres".

Canción: La niña de fuego

La niña de fuego de la película Embrujo (1947)

"La Niña de Fuego", fue el mayor éxito de Manolo Caracol. En ella un hombre, cabal, sensato, y tal vez algo entrado en años, se enamora de una joven que se dedica a la vida alegre y le ofrece sacarla de ese mundo, y darle protección y una vida estable a cambio de su amor.Con letra y música de los maestros Quintero, León y Quiroga, fue grabada en 1944 y sería incluida en la película Embrujo, que rodó junto a Lola Flores en el año 1947.

La luna te besa
Tus lágrimas puras
Como una promesa
De buenaventura.
La niña del fuego
Te llama la gente
Y te están dejando
Que mueras de sed.

Ay, niña de fuego,
Ay, niña de fuego.

Dentro de mi alma
Yo tengo una fuente "
Pa" que tu culpita
Se incline a beber.
Ay, niña de fuego,
Ay, niña de fuego.

Mujer, que llora y padece
Te ofrezco la salvación,
Te ofrezco la salvación,
y el cariño ciego.

Soy un hombre bueno
Que te compadece.
Ay, ay, ay, ay,
Vente conmigo,
Niña de fuego.

Bibliografía recomendada

Título: Los catalanes en la guerra de España (1951).

Autor: José María Fontana

Editorial: Grafite Ediciones, 2005.

Sin duda, uno de los libros castigados al olvido dado que ponía de manifiesto como no pocos catalanes se habían sumado al Alzamiento de 1936 y habían participado con entusiasmo en la guerra en las filas contrarias al nacionalismo catalán.

La cartilla de racionamiento

Jorge Alcalde ha explicado que en agosto de 1939 "se implanta el racionamiento de la población y pronto se comprobó que los alimentos suministrados carecían del mínimo valor nutritivo" necesario para la subsistencia. El motivo es que "estaban compuestos de forma predominantes por garbanzos, patatas, boniatos, pastas para sopas, bacalao y muy de tarde en tarde por carne de membrillo, chocolate terroso incomestible y jabón".

"El déficit de hidratos de carbono y grasas, así como la carencia de vitaminas, calcio y hierro era evidente". Alcalde ha señalado que "tras ese desastre floreció un mercado negro de productos que por sus precios sólo estaban al alcance de privilegiados afectos al régimen; el resto de la población se convirtió en devoradores de almortas, altramuces, salazones y castañas". La cartilla de racionamiento no desapareció hasta 1952. 

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