El avance de las ciencias es tan rápido que enfermedades que siempre se ha pensado que estaban relacionadas con la edad, hoy en día sabemos que se deben a la genética y que por tanto también las puede padecer la juventud. Una de estas enfermedades es la conocida como Degeneración Macular que en los libros de medicina se anuncia como Degeneración Macular Asociada con la Edad (DMAE).
¿Y qué es la mácula? Se trata de una mancha en la parte posterior de la retina que es lo que nos permite leer, diferenciar las caras... La palabra mácula se deriva del latín y significa "mancha". Efectivamente, es una mancha que los médicos también conocemos como macula lutea, ya que tiene unos pigmentos xantofílicos (luteina).
Los factores de riesgo son el tabaco y el colesterol alto (hipercollinestiremia). Los síntomas suelen empezar con una mala visión en un ojo que poco a poco va trasladándose al otro, con la aparición de líneas distorsionadas: no distinguen las caras. Recuerdo que un íntimo amigo con esta patología me decía: "Enrique, muchos amigos se enfadan porque me cruzo con ellos y no los saludo y es que, como tú bien sabes, no distingo las caras "; eso pasa, por lo cual recomendamos que al igual que nos hacemos exploraciones para patologías como próstata, mama, intestino... debemos todos los años ir a nuestro oftalmólogo para hacernos un estudio de nuestra visión.
La degeneración macular puede ser seca o atrófica, que es la más frecuente (aparecen en la mácula unos depósitos amarillos que conocemos como drusas). El otro tipo es la degeneración húmeda o exudativa, que es la verdaderamente agresiva presentando vasos sanguíneos anormales en la retina.
El diagnóstico nos lo tiene que hacer nuestro oftalmólogo, que dispone de técnicas para ello. El tratamiento, prescrito por ese mismo oftalmólogo, consiste en inyectar en la cavidad vítrea el factor de crecimiento VEGF (vascular Endothelial Factor) que estabiliza el proceso y mejora la visión.