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David Jiménez Torres

Elektra Asesina

Advertencia: este no es un cómic para quien no tenga mucha experiencia en el género. Ni es un cómic que se pueda enseñar a losintelectualoidesde pacotilla que critican el Noveno Arte. Tampoco es, ni mucho menos, un cómic que se pueda enseñar a los niños pequeños. Éste es un cómic de Frank Miller y Bill Sienkiewicz. Para el entendido, sobran las palabras. Para el neófito, o simplemente para el que no conozca a estos dos autores, es necesaria una cierta explicación.

A mediados de los 80, a Frank Miller, que había convertido aDaredevilen el número 1 de ventas demostrando una maestría y frescura impresionantes, le ofrecieron colaborar con Bill Sienkiewicz. Este dibujante acababa de salir de las páginas de The New Mutants con fama de extremadamente poco convencional. La primera colaboración del dúo, en la novela gráfica Daredevil, Love & War, fue un éxito, posibilitando una nueva obra conjunta: lo que luego seríaElektra Asesina.

Basta con leerse las primeras veinte páginas del primer número para darse cuenta de que esto no es un tebeo normal. La narración de Miller, unida al ¿lamentable? ¿extraordinario? ¿raro? ¿las tres a la vez? dibujo de Sienkiewicz pueden desesperar a más de uno al principio. Paciencia, lo mejor está por llegar. Poco a poco, página a página, se va entendiendo la trama a la vez que se introducen los personajes clave. Para cuando el agente Garret entra en la historia ésta ya se deja ver en todo su esplendor. Y desde entonces, estás enganchado.



¿Quién es Elektra? Ésa es la pregunta alrededor de la cual se monta esta miniserie: primero porque se supone que estafemme fataleestá criando malvas; segundo porque nunca tenemos muy claro qué diablos está haciendo y por qué. Que es, obviamente, donde reside el enganche de la serie. El carácter onírico de la misma da rienda suelta a las habilidades de Sienkiewicz, que ofrece un dibujo impactante, cuando menos, en la que es una de las obras clave de su carrera. Para los que no lo conozcan, Bill Sienkiewicz es un Alex Ross loco, en el que el naturalismo y clasicismo espectacular de éste han sido sustituidos por la extravagancia y el descaro.

Frank Miller, habiendo dejado claro que este es un tebeo para mayores de 18 años, se permite una obra muy personal en la que deja escapar su crítica a ciertos aspectos de la sociedad norteamericana de la época (nótese la genial ridiculización de la figura de Ronald Reagan). Por lo demás construye una de sus historias más complejas alrededor de la relación entre la misteriosa protagonista y un agente especial del servicio secreto de la ONU. Y aunque hay cosas mejorables, el conjunto es de una calidad excepcional.

En definitiva, Elektra Asesina es algo extremadamente extraño.

Y confuso.

Y anticonvencional.

Y genial.

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