La revista Cuore sorprende con una sorprendente (o no tanto) última hora. El futbolista Cristiano Ronaldo, pareja de la explosiva modelo Irina Shayk, podría haber aprovechado la ausencia de la modelo para encontrarse con otra joven, en este caso una explosiva italiana, en un hotel de la capital.
No es la primera vez que la sombra de la infidelidad se cierne sobre la pareja. Hace dos años y medio que Shayk y Cristiano empezaron su relación, y casi desde el primer día la activa vida social de Cristiano Ronaldo ha llevado a especular a las revistas de la crónica rosa. Pero sí es la primera vez que se le relaciona con otra joven igual de explosiva que la propia Shayk: la italiana Nicole Minetti.
Minetti, muy famosa en su país, saltó a la fama el año pasado por ser la higienista dental de Silvio Berlusconi, quien facilitó su salto a la política como consejera regional de Lombardía. La joven fue imputada más tarde en el mismo caso de inducción a la prostitución del ex primer ministro italiano: según la policía, Minetti era la encargada de contratar a las señoritas para las fiestas que organizaba el político italiano.
Tal y como señala Cuore, en el multitudinario juicio por prostitución de menores, Berlusconi llamó como testigos de su defensa a famosos como George Clooney, Elisabetta Canalis... y de nuevo Cristiano Ronaldo.
El encuentro entre la pareja habría tenido lugar el pasado 9 de diciembre, cuando el futbolista llegó a un hotel de la capital para visitar a una amiga. Cristiano, según los testigos, se dejó ver con la muchacha en el restaurante del hotel, donde disfrutaron de una agradable velada. Pero en un momento dado, tanto él como ella se apartaron del lugar para evitar miradas curiosas, y con la única compañía de un exclusivo champán. El futbolista, publica Cuore, abandonó el hotel de madrugada.
Ambos volvieron a quedar al día siguiente. Después de la presentación del libro biográfico de su compañero Sergio Ramos, Cristiano guió a su invitada italiana por las mejores tiendas de la Milla de Oro, donde hicieron algunas compras, para terminar la jornada en el hotel donde se hospedaba ella, el mismo de la noche anterior. De nuevo, tuvo lugar una conversación champán en mano. Al día siguiente tocaba entrenamiento para él, y vuelo de vuelta para ella.