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La final de 'Top Chef': Rakel gana a Víctor y le da la vuelta a la tortilla en una agónica final

Víctor Gutiérrez y Rakel Cernicharo se enfrentaron en la final de la cuarta temporada de Top Chef. 

Víctor Gutiérrez y Rakel Cernicharo se enfrentaron en la final de la cuarta temporada de Top Chef. 
Rakel gana Top Chef, y ni ella se lo cree | Atresmedia

La emocional Rakel y el calculador Víctor, dos cocineros y personas antitéticas se enfrentaron en la final de la cuarta temporada de Top Chef. Porque ya saben, el bien y el mal se enfrentan en cada nivel de la existencia, y eso debe incluir Top Chef. Lo que no está tan claro es quién es quién: Rakel ha demostrado más talento y creatividad del que ella misma se atribuía, pero a costa de hacer muchos enemigos por su cambiante carácter. Todo lo contrario que Víctor, o don "mi plato es mejor", un tipo más introvertido y veterano pero también presumido, cuya exagerada seguridad solo puede ocultar arenas más movedizas.

Les recordamos el premio, porque no es poca cosa: 30.000 euros en metálico, material de cuchillería y menaje, la oportunidad de crear una línea de productos para el patrocinador y una gama completa de electrodomésticos, además de su propio libro de cocina. Entre otras cosas, como el eterno respeto de los tres jueces, Chicote, Susi Díaz y Paco Roncero y el resto de compañeros eliminados. Una cosa más: pese a la eterna animadversión entre Melissa y Rakel, antiguas amigas convertidas en enemigas, todo giró en torno a los fogones en este épico desenlace de Top Chef. Pocos aguijonazos personales y mucha cocina en una final que, quizá, hubiera necesitado algo más de especias.

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Los dos finalistas | Atresmedia

Fueron ellos, los expulsados, quienes tuvieron su último momento de gloria en la final, dado que cada finalista podía elegir dos ayudantes a ciegas, tras haber catado un plato de tres mariscos distintos pero sin saber quién lo había realizado. Sí, volver a ver al equipo reunido de nuevo y por última vez puso la nota de humor al primer acto de Top Chef, antes de comenzase la tensión en las pruebas finales. Lo que no quiere decir que aquí no haya estrategia, con Rakel y Víctor empujándose mutuamente a escoger "malos" compañeros, todo por rascar un poco de ventaja. ¿Resultado? Montoro y Manu con Víctor y Richard y Marcano con Rakel. Y todos conformes: es la pareja soñada de cada uno de ellos, por lo que el duelo podría ser de escándalo.

Pero vamos a cosas más serias. Top Chef se fue a una otoñal Abadía de Párraces, monumento histórico segoviano, para la ultimísima gran prueba de la temporada, ubicada en una lujosa cocina montada en una estancia medieval. Los jueces, 25 espectadores del talent-show; el tiempo, dos horas para cocinar y diez minutos para emplatar. Y el menú: un ambicioso plato principal y un postre. El equipo de Víctor optó por un menú de cocina, un atún glaseado en salsa de carrilleras con salsa de coco y cítricos, y de postre un bizcocho con fresa y salsa de maracuyá. Rakel, por una ensalada mediterránea con más de quince elaboraciones y un postre de ruta de chocolate con cítricos, ambos concebidos como homenaje a sus padres. Mientras el primero se arriesgó con un plato que nunca había preparado, Rakel optó por uno de probada eficacia en su restaurante.

El ambiente fue fundamental para lo que ocurrió a continuación. No solo las luces azules y púrpura que llenaban el escenario, sino porque también estaban los familiares y amigos animando a la pareja (y fastidiando al contrario). Julio Miralles, siempre razonable, dio en el clavo a la hora de describir a los finalistas: mientras Víctor siempre ha estado a su propia altura, Rakel empezó a un nivel inferior pero fue absorbiendo cual esponja, poniéndose a la altura de una final de Top Chef. El tiempo, no obstante, parecía jugar en su contra en la final: demasiadas elaboraciones que requerían comenzar a emplatar nada menos que cuarenta minutos antes del final... y un solo molde para la complicada decoración. Pero el equipo Víctor también tuvo su ración de problemas, con unas falsas fresas que se partían en el nitrógeno. Pero llegaron.

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Chicote dice que esto se acaba | Atresmedia

Quedaban aún los diez minutos para emplatar los postres, donde se repitió el proceso anterior. Una elaboración muy compleja de diez pasos en diez minutos puso al límite al equipo de Rakel, mientras Víctor, más sobrado, veía cada vez más cerca el triunfo. Ella perdió los nervios, para variar. Montoro y Marcano intentaron que la chica no se quebrase ante Chicote, pero hubo un par de silencios incómodos, hubiera necesitado más minutos para perfeccionar el postre. Pero que no se confíen tanto Víctor y su equipo, que no contaban con las sensaciones y la "ciclogénesis de sabores" que sí estaban en el plato de Rakel. No se vayan todavía, que la tortilla todavía puede darse la vuelta.

Y vaya si la dio. Porque el cuchillo dorado del ganador –o ganadora– fue para Rakel Cernicharo, ganadora de la cuarta edición de Top Chef, que tras alucinar pepinillos correteó por todo el plató abrazando a sus amigos –menos a Melissa, el gran cabo suelto de la edición–. Finalmente, la originalidad y riesgo de la cocinera de 32 años pudo con la aplastante seguridad de Víctor, que se quedó con cara de póker pero supo, o intentó, encajar la derrota con dignidad. "Te lo mereces", repitió con mecánica desgana en dos ocasiones. Víctor, que sacrificó su vida familiar en beneficio de la cocina, tiene al fin y al cabo una Estrella Michelín y dos Soles Repsol para consolarse. Y la más afable Rakel –afable, cuando no pierde los nervios– tiene potencial para convertirse en imagen del programa... Al menos hasta el año que viene. Pero eso, amigos chefs, es otra historia.

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Víctor se lo huele ya | Atresmedia

Rakel Cernicharo es la propietaria y chef del Karak, en Valencia, y el Estrella Michelín Víctor Gutiérrez, del local que lleva su nombre en Salamanca.

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