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'Bravely Second': oda a los orígenes

La secuela del laureado Bravely Default llega con un marcado acento continuista, que cumple con las expectativas sin arriesgar.

La secuela del laureado Bravely Default llega con un marcado acento continuista, que cumple con las expectativas sin arriesgar.

Resulta curioso cómo la peculiar oleada nostálgica que invade la industria del videojuego ha conseguido que mega corporaciones como Square Enix se dediquen a dar vida a sagas como la de Bravely Default y Bravely Second. Títulos que hubieran sido tildados de anticuados o caducos tan solo unos años atrás, debido a unas mecánicas decididamente añejas que ni por asomo hubieran tenido cabida en la alocada carrera tecnológica en la que nos hemos visto inmersos desde finales de los años 90. La creciente madurez del medio a la que ya hice referencia en la crítica de Unravel deriva en que los jugadores echemos la vista atrás y, con media sonrisa, valoremos todo aquello que despertó sensaciones únicas (aunque no siempre necesariamente placenteras) a los mandos de una consola.

Así, Square Enix escuchó a los millones de seguidores que aclamaban una vuelta a los orígenes de la franquicia Final Fantasy, convertida en los últimos años en poco más que un campo de experimentación para el estudio nipón. Respondieron, pero de la forma que ellos quisieron: dando forma a una saga que heredaba descaradamente el alma de los primeros Final Fantasy, bajo el título de Bravely Default. El resto es historia: el JRPG gozó de un gran éxito de crítica y público y dio pie a la secuela que nos ocupa: Bravely Second: End Layer.

Este juego se presenta como una secuela directa del primer Bravely: la aventura comienza justo donde terminó la anterior. Tanto es así que, dejando a un lado la incorporación de nuevos héroes como Yew y Magnolia, Bravely Second: End Layer se percibe a todos los niveles como una extensión del primer juego: el sistema de trabajos, la mecánicas de combate, la exploración, muchos de los enemigos… tras los primeros compases de la aventura, resulta más que evidente que con esta secuela Square Enix no tiene intención alguna ni de atraer nuevos adeptos ni de perder a los ya conseguidos. Por ello, tanto a nivel jugable como argumental el espíritu de los primeros Final Fantasy sigue presente: los cuatro guerreros de la Luz, los cristales, los combates por turnos… Tomando como base la célebre obra ideada por la vieja Squaresoft, Bravely Second continúa la labor de su antecesor: rendir homenaje a la vertiente más clásica del JRPG a través de sus muchas horas de juego. Todo aquel que se acerque a este título encontrará por lo tanto una larguísima aventura repleta de reminiscencias (o clichés) propios del género, agarrando todo lo mostrado en el primer Bravely y mejorándolo en ocasiones, como en el caso de los combates, que continúan haciendo uso de los innovadores comandos Brave y Default, o de otras cualidades presentes en la primera entrega y potenciadas en esta, como el divertido y variado sistema de trabajos.

Si 'Bravely Default' quería recuperar el sabor de los 'Final Fantasy' clásicos, la secuela es completamente continuista

También al igual que en Bravely Default, donde más alto vuela la obra de Square Enix es en su arrebatador plano artístico: personajes con facciones y proporciones infantiles, escenarios cargados de detalle y color con reminiscencias teatrales, casi de guiñol… la atmósfera que rodea el mundo de Bravely Second potencia al máximo el espíritu de cuento de hadas inherente en esta joven franquicia. La banda sonora original, a cargo del líder de la agrupación nipona Supercell, Ryo, acompaña a la trama sin destacar demasiado, pero cumpliendo las expectativas de lo que se espera del apoyo musical y ambiental en todo un JRPG.

Al igual que el título que le precede, Bravely Second: End Layer se perfila como un producto inevitablemente de nicho. Su mecánica de corte deliberadamente clásico, ideal para los nostálgicos de la vieja guardia del RPG nipón, proporciona horas y horas de estimulantes combates por turnos y largas conversaciones en las que el experto en el género encontrará lugares comunes. Su intachable apartado visual y sonoro, las mejoras jugables con respecto a Bravely Default y los muchos minijuegos y sidequests aseguran un buen puñado de horas de diversión. Sin tratar de cambiar lo que ya funcionó en su predecesor y sumando solo allá donde parecía haberse quedado corto anteriormente, Bravely Second: End Layer se presenta como uno de los juegos de rol japonés más interesantes del presente año.

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