El verano es el maná para la mayoría de los cantantes, sobre todo en estos tiempos complicados. Lo que no afecta a ídolos del momento como Dani Martín, que desde mayo está embarcado en una gira por toda España, que lo llevará hasta septiembre a veintidós ciudades (si es que no prorroga sus actuaciones). Viernes y sábado últimos ha cantado en Barcelona y entre julio y agosto le esperan otros compromisos en Santurce, Gandía, Santander, Linares, Cádiz… Sin el agobio de recorrer muchos kilómetros entre un día y otro, como hacen otros artistas. Tiene la particularidad esta gira que el grueso de su repertorio ha sido elegido por los miles de sus seguidores, y otra parte por el propio cantautor.
Las canciones de su último disco, segundo de su espectacular carrera de solista, han sido muy difundidas desde que comenzaron a sonar en el pasado otoño: "Cero", "Emocional", "Qué bonita la vida"… Tiene este madrileño de treinta y siete años un talento especial para conectar con su público, no necesariamente todo él compuesto de jóvenes. Le aplauden un par de generaciones. Claro está que su aspecto de galán le reporta una mayoría femenina que enloquece cuando contemplan a su ídolo en directo. No se olvide que, aparte de la calidad de sus composiciones, de su atractiva presencia, de su voz al fin y al cabo, está su manera de interpretar, de saber moverse en un escenario, aptitudes que aprendió hace ya tiempo, cuando antes de cantar soñaba con ser actor y era un aplicado alumno de arte dramático primero en la escuela de Cristina Rota y después en la del veterano norteamericano residente en España tantos años, maestro de importantes figuras, William Layton. Esa dualidad, la de actor-cantante, no se prodiga en nuestro país, aunque el auge de las comedias musicales haya despertado vocaciones en ese sentido.
Ya de niño, Daniel Martín García despertaba las risas de sus amigos cuando imitaba a algunos de sus ídolos. Como no le gustaba mucho estudiar encontró un trabajo que le divertía: el de repartidor. Mientras conducía su furgoneta no dejaba de escuchar canciones y tararearlas entre encargo y encargo. Recuerda la primera vez que apareció en televisión, en uno de esos papeles episódicos de todo actor novel: de botones en un "sketch" de Martes y Trece. Luego, ya aparecería con otros cometidos más relevantes en series de gran audiencia: "Hospital Central", "El comisario", "Al salir de clase", "Los hombres de Paco"… Muy a gusto se sintió en su época de presentador de "Ponte las pilas", que le depararía muchos admiradores. Y así, en esa dimensión de actor iría en adelante aceptando personajes más comprometidos, hasta en algunas películas incluso de protagonista, o en colaboraciones especiales que le ofrecieron el recordado Bigas Luna ("Yo soy la Juani") y Pedro Almodóvar ("Los abrazos rotos"). Pero entre tanto, a su faceta de actor incluiría su vena musical, como líder fundador, autor y cantante de un quinteto que dio mucho que hablar durante un decenio, El Canto del Loco, que tras vender dos millones de discos optó por disolverse, en pleno éxito, el año 2010.
Cuando eso ocurre, normalmente no se dan explicaciones del por qué. ¿Disensiones, ideas encontradas entre sus componentes? Mas de aquella ruptura surgió un nuevo solista pop, el propio padre del grupo disuelto, Dani Martin, dispuesto a iniciar un viaje diferente. Dicen que él lo que deseaba es ser un rockero como los que imitaba de chaval con sus muecas y movimientos. Pero se ha convertido en un ídolo del pop con sus baladas románticas. Su contextura atlética le ayuda, como decíamos, a que las destinatarias de esas canciones se derritan ante su presencia. Tal vez también tiene aspecto que a mí se me antoja algo melancólico. Parece a veces triste, preocupado, sonríe poco… Y a las féminas, piensa uno, le agradan todavía más esos intérpretes que dan la impresión de estar desvalidos. Además del interés que despierta en toda España, últimamente también lo ha ampliado a México, adonde se desplazó semanas atrás. Y piensa en otoño realizar otra gira más completa por Hispanoamérica.
Hay un pasaje dolorosamente familiar que no ha olvidado: el fallecimiento de su hermana que, a los treinta y cuatro años, en 2009, se fue de este mundo, inesperadamente, víctima de un infarto cerebral. Aquello descolocó a Dani. Su dolor quedó vinculado a dos temas, "Mi lamento" y "El cielo de los perros". Se los dedicó a ella. Y cuando vuelve a cantarlos, sin duda expresa una emoción íntima, probablemente ignorada por muchos de sus oyentes.
Dani Martin está muy reconocido por muchos de sus colegas. Es de las figuras del pop nacional que más duetos ha grabado. Con artistas de la categoría de Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Joaquín Sabina (con él unió la voz en "Por las venas"), y hasta con otros más veteranos, de la importancia del norteamericano "crooner" Tony Bennett y la aclamada dama española del bolero y la canción folclórica hispanoamericana María Dolores Pradera.
¿Qué decir, finalmente, de la biografía sentimental de Dani Martín? Que tiene buen gusto en sus relaciones, aunque no acabe de consolidarlas por mucho tiempo. Así, recordamos el par de años que tuvo como pareja a la presentadora Patricia Conde, luego a la estilista de raro nombre, Huga Rey, para mantener en 2013 un tórrido romance con una reportera de deportes de Tele-5, Melissa Jiménez, con la que "iba y venía". Parece que ahora ha encontrado su media naranja, desde que la conociera a principios de este año, la atractiva actriz Blanca Suárez, ex de Miguel Ángel Silvestre, mientras rodaban un video-clip, el de la canción "Emocional". De los roces por exigencias del guión, pasaron a mayores. Y son de los enamorados más perseguidos por los "paparazzi" en los últimos meses. Ella incluso se desplaza con él para aplaudirlo en alguna de sus actuaciones. ¡A ver cuánto les dura esa felicidad…!
