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Danny Daniel reaparece en Madrid después de 25 años

El cantante y compositor, muy celebrado en los años 70, dio a conocer su nuevo repertorio y recordó sus viejas y conocidas melodías.

El cantante y compositor, muy celebrado en los años 70, dio a conocer su nuevo repertorio y recordó sus viejas y conocidas melodías.
Danny Daniel, durante una actuación. | Archivo

El pasado miércoles volvió a cantar en Madrid, un cuarto de siglo después de su última actuación, el asturiano Danny Daniel, cantante y compositor muy celebrado durante la década de los 70, con éxitos incuestionables como "Por el amor de una mujer".

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Se ha arriesgado como empresario de un solo día, contratando el teatro Apolo para dar a conocer su nuevo repertorio y recordar sus viejas y conocidas melodías. A eso se llama tener confianza en su voz y en su futuro inmediato, como le comentó Pedro Ruiz, una de las figuras populares presentes en la velada.

Danny Daniel reconocía "que después de tanto tiempo fuera de España, no es fácil atraer a un público que responda al anuncio de tu vuelta a los escenarios. Recuerdo perfectamente que me despedí de los madrileños actuando durante un mes en febrero de 1991 en la sala Cleofás. Y ahora, en mi caso, no es como el de otros cantantes que con mucho adelanto preparan un recital y al día siguiente de ponerse a la venta las entradas se agotan en seguida". En la primera fila se encontraba una espectadora llamada Teresa quien desde Sevilla se desplazó a propósito para la actuación de su cantante favorito. Y éste, sabedor de que es una constante seguidora, le dedicó una de sus piezas más sentimentales.

Pero no puede quejarse el intérprete norteño, pues no quedaron muchas localidades en taquilla y los asistentes disfrutamos del concierto gracias a su excelente, potente voz y una variada selección de sus composiciones, exceptuando algunas ajenas. Era la primera vez que Danny Daniel actuaba en un teatro en nuestra capital, donde siempre lo hizo en salas de fiesta y discotecas. No es lo mismo. Impone más lo primero. Si bien observamos que el artista estaba rígido al principio y apenas se movía en el escenario, lo que en definitiva impuso fue la fuerza de su garganta, la sensibilidad de sus canciones románticas, la mayoría en forma de baladas, con un estilo propio que hoy en día nada tiene que ver con los nuevos juglares del pop melódico. Imitar es lo fácil; lo difícil es mantener durante cuarenta y cinco años que lleva en activo Danny Daniel una línea musical por la que se le identifica en seguida. Aquí y en varios países de Hispanoamérica, donde goza de prestigio: México, Perú, Ecuador…

Él vive en Miami desde hace tres décadas, se casó, tiene tres hijos y quiere ahora recuperar el tiempo perdido para actuar más a menudo en España, lo que tiene pensado a partir de febrero próximo. Lo que no presupone que abandone el mercado sudamericano donde no le faltan contratos.

En la actuación del pasado miércoles dio a conocer nuevas composiciones suyas, que no son aún conocidas del público español, estrenadas en sus giras americanas. Como es natural los espectadores le aplaudieron con más calor las que popularizó en la citada década de los 70, caso de "Dieciséis años", "Viento del otoño", la divertida "Niña, no te pintes tanto", "Sé que me engañaste un día", "Esa eres tú", "De ti, mujer", intercalando unas del ayer con las más recientes, y mostrándonos una faceta inédita: la de cantante lírico, con números que figuran en su último disco, "La voz de mi alma", el "Nessun Dorma", de "Turandot", y el impresionante siempre "Caruso", de Lucio Dalla.

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En ese punto, evocó sus primeros pasos vacilantes en Madrid, procedente de Palma de Mallorca, año 1969, cuando llegó con el sueño de darse a conocer como cantante, que imitaba por entonces a Tom Jones y Engelbert Humperdinck. Fue al estudio del maestro Fernando García Morcillo, éste lo escuchó atentamente, para luego sugerirle que con su voz de tenor debería tomar clases del maestro Arnedillo, que tantas clases diera a intérpretes noveles. Y Danny Daniel fue un aplicado alumno, aunque concluidas las lecciones no se lanzó a emular las glorias de Pavarotti, Domingo o Carreras. Ha sido ahora cuando ha dado este feliz paso de interpretar fragmentos operísticos sin excluir sus baladas de siempre.

Completó su actuación con "Amapola", la añeja melodía de José María Lacalle, que tantas figuras del bel canto han llevado a su discografía, elegida por Danny Daniel en función de que a su madre le encantaba. Siguió luego con sus versiones de "Como han pasado los años", que fue un éxito de Rocío Dúrcal, y de "Gavilán o paloma", creación de Rafael Pérez Botija con la que triunfó Pablo Abraira.

Pero el momento más emotivo e inesperado de la noche fue cuando invitó a subir al escenario a un espectador de excepción, el alcoyano Francisco, con el que improvisó un aplaudidísimo dúo de "Por el amor de una mujer". ¡Fantástico! Finalmente, el asturiano, por cierto muy delgado, ya que se cuida y hace deporte a diario como en sus antiguos tiempos de jugador de fútbol en el Sporting de Gijón, se despidió con la primera composición de su vida, "El vals de las mariposas".

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Ante la unánime petición de un bis, complació a la clientela con "Volver, volver", la ranchera de Vicente Fernández. Simbolizando así sus deseos de regresar pronto a España. Nos contaría que los meses que lleva viviendo en Madrid, en el barrio de la Prosperidad, alquiló un modesto apartamento de solo treinta y cinco metros cuadrados, donde se hizo instalar un diminuto estudio en el que ensaya a diario varias horas para tener a punto su voz. Eso dice mucho a favor de su entusiasmo por la música: "Sin cantar, mi vida no tendría sentido".

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