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La euforia se desata en el pueblo de Vettel

La localidad de Heppenheim, de unos 25.000 habitantes, se prepara ya para rendir un merecido homenaje a su ciudadano más ilustre.

La euforia se desataba este domingo en Heppenheim (sur de Alemania), al pie de las montañas Odenwald y capital del distrito Bergstrasse, en torno a las nueve y media de la mañana cuando su hijo predilecto, Sebastian Vettel, cruzaba la línea de meta del circuito de Suzuka y, oficialmente, se proclamaba campeón mundial de Fórmula Uno por segunda vez consecutiva.

Los más de 25.000 habitantes de la localidad lloraron de emoción al ser testigos del encumbramiento de Vettel, quien la costumbre de poner nombres de mujer a sus coches –el de este año, el RB7, se llama Kinky Kylie (Pervertida Kylie) en alusión a la cantante australiana Kylie Minogue–. Y ahora esperan la llegada de su ciudadano más ilustre para rendirle un merecido homenaje, como el que ya tuvo el año pasado.

Vettel, que a sus 24 años, tres meses y seis días se ha convertido en el piloto más joven en la historia que gana dos títulos mundiales en la Fórmula Uno al arrebatar el récord de precocidad al español Fernando Alonso, hoy en las filas de Ferrari y que en 2006, entonces en Renault, ganó su segundo campeonato con 25 años, dos meses y tres semanas.

Las reacciones al triunfo de Vettel no se hacían esperar y uno de los primeros en felicitarle era la canciller alemana, Angela Merkel. "Felicito a Sebastian Vettel por su fantástico triunfo", decía Merkel en presencia del presidente francés, Nicolas Sarkozy, en Berlín.

Antes que la canciller, el seleccionador germano de fútbol, Joachim Löw, destacaba el "gran rendimiento" del piloto de Red Bull, su "naturalidad" y "control de los retos", y señaló que Vettel "está ya, pese a su juventud, a la elite de los deportistas alemanes que han hecho historia". También el futbolista internacional Bastian Schweinsteiger, del Bayern de Múnich, dijo que Vettel es "ya casi un héroe".

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