El atleta etíope Haile Gebrselassie, el mejor fondista de todos los tiempos, ha mostrado una vez más su genuina seña de identidad, su eterna sonrisa, al recibir el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes.
Quizás porque la víspera en Oviedo confesó que siempre había soñado con recibir este galardón, Gebrselassie lució sus mejores galas en el teatro Campoamor de la capital asturiana. Camisa, pantalón, calcetines y sandalias de resplandeciente blanco, un chaleco de seda con bordado dorado en el pecho y su contagiosa y constante sonrisa.
Cuando tras recibir el premio de manos del Príncipe el gran campeón etíope saludó a los asistentes con la mano en el corazón en un agradecimiento sincero a la distinción, la ovación hizo vibrar el teatro ovetense.
La fuerza de voluntad y el espíritu de sacrificio fueron las dos virtudes que el Príncipe Felipe resaltó del atleta de 38 años que ha batido 47 récords del mundo, ostenta dos medallas de oro olímpicas y acumula cuatro títulos mundiales en 10.000 metros, además de la plusmarca mundial de maratón de 2007 a 2011.
"Haile Gebrselassie es un ídolo para millones de personas en todo el mundo y muy querido, especialmente en su país natal, Etiopía. En él, la fuerza de voluntad y el espíritu de sacrificio son la norma. Norma para alcanzar el éxito deportivo y para demostrar que se pueden superar los retos más difíciles cuando se persiguen con tenacidad y grandeza de ánimo", dijo el Príncipe en su discurso.
El heredero de la Corona recordó cuando Haile era un niño y tenía que recorrer 20 kilómetros para ir y volver de la escuela, "con los pies descalzos, los libros de texto bien sujetos con el brazo izquierdo -lo que determinó su estilo de correr- y toda la ilusión del mundo en su corazón".
El éxito deportivo es mayor, destacó el Príncipe, cuando los grandes campeones consiguen "contagiar sus sueños más ambiciosos ayudando a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos". En este sentido, Felipe de Borbón puso de relieve lo mucho que Gebrselassie ha hecho por sus compatriotas al impulsar la iniciativa 'The Great Ethiopian Run', "cuyo objetivo es promover la participación masiva de los etíopes en competiciones atléticas. Además, ha construido escuelas para los más pequeños y es embajador de Naciones Unidas".
Mientras el gran atleta etíope asentía con la cabeza, el Príncipe de Asturias se sumó a la llamada de atención sobre los centenares de miles de somalís, refugiados en Etiopía, Kenia y Yibuti, que buscan desesperadamente ayuda y se mueren de hambre. "No podemos permanecer impasibles e indiferentes ante tanto sufrimiento. Las personas que mueren de hambre en Somalia y los países limítrofes no se merecen este destino", añadió Felipe de Borbón.
Gebrselassie todavía no ha colgado del todo las botas. Tiene previsto competir en el maratón de los Juegos Olímpicos de Londres del año que viene. No sabemos qué puesto ocupará en la capital británica, pero sí que lucirá su eterna sonrisa.