Oda al fútbol en el Camp Nou, donde el Barcelona y el Real Madrid han firmado un espectacular partido de vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey. Los azulgranas, que habían ganado hace una semana en el Santiago Bernabéu (1-2), se marcharon al descanso con una ventaja de 2-0, gracias a los tantos de Pedro y Dani Alves, pero los blancos no tiraron la toalla y consiguieron empatar la contienda por medio de Cristiano Ronaldo y Benzema (2-2). Al final, el equipo de Pep Guardiola acabó sufriendo para sellar su pase a semifinales, donde se medirá al vencedor de la eliminatoria entre Valencia y Levante, cuyo desenlace se vivirá este jueves.
Ya había advertido José Mourinho en la previa que su equipo tenía posibilidades de clasificarse para la siguiente ronda y lo acontecido en este apasionante partido de vuelta, en uno de los mejores clásicos de los últimos meses, le ha acabado dando la razón. El técnico luso, que de nuevo jugó al gato y al ratón con la prensa, apostó finalmente por dar entrada en el once a Pepe, pese al revuelo armado por su pisotón a Leo Messi. También fue sorprendente la puesta en escena de Higuaín, en detrimento de Benzema, y la presencia de Özil y Kaká juntos en el equipo titular. Donde no hubo sorpresas fue en el Barça, con Pep Guardiola apostando por el mismo once que hace una semana había conseguido asaltar el Bernabéu.
El duelo de esta noche en el Camp Nou empezó vibrante y, cuando sólo se llevaban 12 segundos de partido, Higuaín gozó de una ocasión clarísima, después de un error clamoroso de Piqué en defensa, pero perdonó en el mano a mano con Pinto y acabó echando la pelota fuera. El Madrid salía enchufadísimo, convencido más que nunca de sus posibilidades. Ya se sabe que la fe mueve montañas. Y también es la razón de ser del conjunto blanco, que trató de emular a aquellos equipos, como los de Juanito y la Quinta del Buitre, que firmaban espectaculares remontadas. Era una empresa harto complicada en un escenario como el Camp Nou, pero no imposible.
Apareció también Cristiano Ronaldo, tratando de desquitarse de una vez por todas en los clásicos, pero su remate con la zurda lo atrapó sin problemas el cancerbero gaditano. Viéndole las orejas al lobo, el Barcelona tejió una tela de araña en el centro del campo para dificultar la salida de balón del Madrid y, sobre todo, evitar los contragolpes, suerte futbolística en la que el conjunto de Mourinho es posiblemente el mejor del mundo. La consigna de Guardiola a sus jugadores era clara: tener la pelota y no soltarla.
La actitud de este Madrid en nada se pareció a la del partido de ida, donde a Mou no le funcionó su planteamiento ultraconservador. Con un lavado de cara más que constatable, los blancos se encomendaron a la magia de Özil para tratar de lograr la épica. A los 25 minutos, el alemán rozó el primer gol de la noche con un gran disparo desde fuera del área que estremeció el larguero de la portería defendida por Pinto. También muy clara fue la oportunidad que tuvo Higuaín en un mano a mano con el meta andaluz, sólo dos minutos después. El argentino pecó de egoísta y no vio, o no quiso ver, la incorporación de Xabi Alonso, quien esperaba el pase en el centro del área.
Reclamando un protagonismo que nunca debió corresponderle, quien también apareció fue el árbitro Teixeira Vitienes al dejar en el limbo dos penaltis a favor del Madrid, el primero de ellos –mano de Busquets dentro del área– muy claro. El Barcelona se defendía como gato panza arriba de los ataques del Madrid y, para más inri, a la media hora perdió a Iniesta por lesión. En su lugar entró Pedro, quien esta temporada no está brillando como en la anterior.
Sin embargo, su concurso acabaría cambiando el devenir del partido. Justo antes del descanso, Messi protagonizó uno de sus habituales eslálones y habilitó a la izquierda para el canario, que batió a Casillas con un remate ajustado al palo para colocar el 1-0 en el marcador. Durísimo palo para un Madrid que estaba siendo superior al Barça. Pero la bofetada fue todavía mayor justo antes del descanso, cuando la primera parte languidecía. Dani Alves apareció por la derecha como un rayo y conectó un tremendo zapatazo para acabar colando el balón por toda la escuadra de la portería de un Casillas que no daba crédito. Excesivo castigo a un dignísimo rival.
El Madrid devuelve la emoción
A diferencia de lo que ocurrió en la ida, cuando el Madrid se vino totalmente abajo tras el descanso, esta vez los blancos no perdieron la compostura y salieron con el cuchillo entre los dientes, dispuestos a demostrar que aún no estaba dicha la última palabra. La segunda mitad comenzó con un tanto anulado a Sergio Ramos por una falta a Dani Alves dentro del área que nunca existió.
Los blancos se echaron encima de Teixeira por sus polémicas decisiones, que perjudicaron tanto a unos como a otros, mientras el Barça, con el reloj corriendo a su favor, empezaba a frotarse las manos, viéndose todavía más cerca de las semifinales. Pero Guardiola siempre ha dicho que el Madrid es su rival más peligroso y que nunca se le puede dar por muerto. Y así fue.
Con media hora por delante, Mourinho se la jugó a una carta y metió en el campo a Callejón y Benzema en sustitución de Kaká e Higuaín, quien en la primera parte había perdonado dos ocasiones claras. Minutos antes también había entrado Granero, sorprendente titular el pasado domingo ante el Athletic.
Los cambios reactivaron al Madrid y, llegado al ecuador de la segunda mitad, apareció de nuevo la clase de Özil, quien habilitó a Cristiano Ronaldo con un gran pase en profundidad. El portugués, en una de sus mejores actuaciones contra el Barça, también por su generosidad en el esfuerzo, se fue por velocidad, dejando atrás a Abidal, recortó a Pinto y marcó casi a puerta vacía el 1-2 que devolvía toda la emoción a la eliminatoria.
Más aún cuatro minutos después, cuando Benzema recortó a Puyol dentro del área con un sombrero a media altura para fusilar al portero local. Fue un golazo que suponía el empate a dos. El Madrid se ponía a un solo gol de darle la vuelta a la eliminatoria, tratando de dejar sin argumentos a quienes pensaban que era imposible que los blancos ganasen en el Camp Nou y, por lo tanto, se clasificaran para semifinales. A punto estuvo de lograrlo el equipo de Mourinho, que de nuevo ha tirado de casta para acabar esta vez ahogándose en la orilla.
Los últimos minutos fueron un auténtico correcalles, con ocasiones para uno y otro equipo. El Barcelona, que también tuvo una muy clara en las botas de Messi, acabó pidiendo la hora para eliminar a un gran Real Madrid. Los blancos, al fin, han rayado a un gran nivel ante su bestia negra, aunque siguen sin poder derrotarla. Jugando así, tal vez lo consigan en un futuro no muy lejano.
Ficha técnica
FC Barcelona, 2: Pinto; Dani Alves, Piqué, Puyol, Abidal; Busquets, Xavi, Iniesta (Pedro, m.29); Cesc (Thiago, m.69), Messi y Alexis (Mascherano, m.79)
Real Madrid, 2: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Lass (Granero, m.52), Xabi Alonso; Kaká (Callejón, m.60), Özil, Cristiano Ronaldo; e Higuaín (Benzema, m.60)
Goles: 1-0, m.43: Pedro; 2-0, m.45+2: Dani Alves; 2-1, m.67: Cristiano Ronaldo; 2-2, m.71: Benzema
Árbitro: Teixeira Vitienes (Colegio cántabro). Expulsó por doble amonestación a Sergio Ramos (ms.33 y 88). Además, mostró tarjeta amarilla a Lass (m.26), Casillas (m.45+2), Cristiano Ronaldo (m.54), Coentrao (m.80), Granero (m.89) y Pepe (m.91), del Real Madrid; y a Messi (m.45) y Puyol (m.91), del Barcelona
Incidencias: Partido de vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou ante 95.486 aficionados, según datos facilitados por el FC Barcelona. Se guardó un minuto de silencio en memoria del exjugador barcelonista Juan Carlos Pérez, recientemente fallecido