Las entradas para presenciar la XLVI Super Bowl entre los Pittsburg Steelers y los Green Bay Packers, el próximo 5 de febrero en el Lucas Oil Stadium de Indianápolis, se encuentran a precios exorbitantes.
El precio medio de una localidad es de 3.278 euros, mientras que la más barata asciende a 2.289. Además, un aficionado llegó a pagar la semana pasada la friolera de 45.800 euros por una sola entrada.
A ello hay que sumarle la complicada situación hotelera en Indianápolis porque los hoteles más económicos, con precios de entre 140 y 400 euros por persona y noche, se agotaron hace bastante tiempo. Actualmente sólo se puede encontrar alguna habitación aislada a 870 euros la noche.
Por si todo esto fuera poco, hay que añadir las comidas. El almuerzo oficial en el fútbol americano -perrito caliente y refresco en el estadio- oscila entre los 15 y los 37 euros. Además, cabe destacar que los anunciantes llegarán a pagar 2,7 millones de euros por un spot de sólo 30 segundos.
Unos precios de auténtica locura para el mayor espectáculo del deporte estadounidense, que además contará con la actuación de la cantante Madonna en el descanso del partido.