El Celta de Vigo se ha colocado provisionalmente en puestos de ascenso directo después de vencer con contundencia a un Recreativo de Huelva (4-1) que fue víctima de sus propios errores.
Los gallegos llegan a su "particular Tourmalet" -se enfrentarán de manera consecutiva a Elche, Almería y Valladolid- en su mejor momento de la temporada después de encadenar nueve jornadas sin perder.
El técnico visitante, Álvaro Cervera, planteó un encuentro táctico. No le importó ceder el mando del partido a su rival porque su equipo, con las líneas muy juntas, logró desarbolar a un Celta que, con el paso de los minutos, se empeñó en buscar la solución a sus problemas con balones en largo.
El Recreativo se siente cómodo jugando lejos del Colombino porque no tiene que asumir riesgos. En Balaídos lo volvió a demostrar. El Celta únicamente tuvo una oportunidad de gol en los primeros cuarenta y cinco minutos: Quique de Lucas, tras una buena asistencia de Iago Aspas, falló incomprensiblemente ante Manu.
Perdonó el Celta y lo pagó, pues al filo del descanso Pablo Sánchez, en su segundo intento, logró romper la imbatibilidad de siete jornadas sin encajar de los de Paco Herrera.
Pero este Celta vive en estado de gracia. A los diez minutos de la reanudación se encontró con un autogol del central Manolo Martínez; en el minuto 69 el lateral Córcoles cometió un error infantil que Iago Aspas no desaprovechó para certificar la remontada celeste.
A partir de ahí, el partido se volvió loco, con ocasiones en ambas porterías. Primero pudo empatar el Recreativo pero Sergio Álvarez enmendó el error de su compañero Alex López en el mano a mano con Berrocal; un minuto después, Aspas pudo sentenciar, pero Manu alargó la agonía viguesa hasta que Orellana sacó a relucir su calidad. Ya en el añadido, de nuevo Iago Aspas puso el 4-1 definitivo, quizá un resultado demasiado abultado a tenor de lo visto en el encuentro.