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La metamorfosis de Alexis

Guardiola no buscaba un rematador, sino un extremo puro, un especialista de banda, uno de esos que la piden al pie y retan al defensa en cada jugada.

Guardiola no buscaba un rematador, sino un extremo puro, un especialista de banda, uno de esos que la piden al pie y retan al defensa en cada jugada.
Alexis celebra su gol ante el Leverkusen en Champions. | EFE

Corre un vídeo por Internet, con más de un millón de visitas, en el que el chileno Alexis Sánchez, vestido con la camiseta del River Plate, agarra el balón en el centro del campo y deja sentado a medio equipo de Boca Juniors antes de ser derribado en el área por el último defensa xeneize, cuando se disponía a sortear también al portero para firmar un gol maradoniano.

El Niño Maravilla tenía entonces solo 19 años, pero ya era capaz de hacer jugadas como esa en la mismísima Bombonera y en mitad de un Boca-River, el clásico de los clásicos del fútbol sudamericano. No cuesta mucho recopilar un vídeo con las acciones más espectaculares de Alexis. De hecho, se podrían hacer unos cuantos con lo más destacado de su paso por el Cobreloa, Colo-Colo, River Plate y Udinese, y también defendiendo los colores de la selección chilena.

Pero no busquen en esas imágenes infinidad de goles, porque no los encontrarán. Antes de fichar por el Barcelona, Alexis había marcado 42 tantos en 237 partidos como profesional. Ciertamente no son muchos para un punta. Su mejor registro goleador lo logró la pasada campaña en el Udinese, cuando hizo 12 dianas, y 4 de ellas fueron además en el mismo partido.

Pero el gol no fue precisamente lo que Guardiola vio en él. El técnico del conjunto azulgrana se había ventilado en apenas tres años a Eto'o, Ibrahimovic y Bojan, y su tridente ofensivo andaba algo justo de efectivos. Sin embargo, no buscaba un rematador, sino un extremo puro, un especialista de banda, uno de esos futbolistas que la piden al pie y retan al defensa en cada jugada.

Guardiola aun no se había inventado a Cuenca, y el Barça se lanzó a por Alexis Sánchez, un futbolista que a sus 22 años ya empezaba a ser un ídolo en su país, un icono de la multinacional Nike en Sudamérica y el jugador de moda en la Serie A italiana, donde había convertido a su compañero Di Natale, en el máximo goleador de la Liga dos temporadas seguidas, gracias a sus asistencias.

Del internacional chileno, el club catalán sabía que era un tipo reservado fuera de los terrenos de juego, que adolecía de ciertas excentricidades, pero también tenía fama de profesional honesto, de esos que generan buen rollo en el vestuario y que se parten la cara por sus compañeros en la cancha, según cuenta EFE. También sabía el Barça que era un futbolista de gambeta eléctrica y velocidad terminal de esos que, si tienen el día, podían amargarle un partido al lateral de turno del equipo rival. Sin embargo, no se ha visto ni rastro de ese Alexis desde que aterrizó en el Camp Nou.

Cuenta Joan Josep Pallàs en Mundo Deportivo que, en unos de sus primeros entrenamientos, el chileno se puso a hacer virguerías con el balón y que Iniesta le recordó que en el Barça eso servía de poco, que cuanto más rápido la soltara mejor. Alexis rápidamente captó el mensaje. El chileno, que desde que jugaba por las calles de Tocopilla siempre se ha caracterizado por lo que en la jerga futbolística se conoce como ser un chupón, se dejó, desde su primer partido como azulgrana, todo su repertorio de trucos y filigranas en la caseta.

A cambio, ha dado al Barcelona soluciones de emergencia en ataque como falso '9', iniciando la presión, fajándose con los defensas, aguantando el balón como si fuera un boya, arrastrando a los centrales para crear espacios a los compañeros que entraban desde la segunda línea. También ha dado quince asistencias y marcado once goles, algunos decisivos, como el que abrió la lata en el Bernabéu, donde se ganó el respeto del vestuario por ponerse el mono de trabajo y bajar a la mina a picar piedra durante los noventa minutos, o los dos de Leverkusen.

Ya sea recién salido de una larga lesión en el bíceps femoral o con la clavícula hecha un cisco, Alexis Sánchez, se ha mostrado siempre dispuesto a saltar al campo para echar una mano, dejando atrás cualquier atisbo de individualismo en su juego. "Es increíble la garra y la fuerza con la que juega. No tiene robado el corazón", destaca Guardiola. "Si te presionan y no encuentras salida al balón, se lo envías a él y allá arriba te la aguanta como nadie", destaca Piqué. "Es un fenómeno. Se ha adaptado muy bien y además es uno de los delanteros con mejor definición que he conocido", señala Valdés. Así perciben sus compañeros la metamorfosis de Alexis Sánchez.

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