Andan revueltos estos días en Inglaterra y en Barcelona tras el viaje, el pasado martes, de José Mourinho a Londres junto a su esposa Matilde. Lo destapó el diario Daily Mirror, asegurando que ambos estuvieron buscando una vivienda en el lujoso barrio de Chelsea.
Tanto la prensa inglesa como la catalana se hicieron enseguida eco de la noticia para enredar y alimentar los rumores sobre una posible marcha de Mou del Real Madrid a final de la presente temporada con la intención de regresar a la Premier League, por la que siempre ha mostrado su predilección.
Aunque el técnico luso tiene contrato con la entidad blanca hasta junio de 2014, muchos medios, especialmente los antimadridistas, no dudan en situarlo lejos de Concha Espina a partir de este verano. Así, destacan la posibilidad de que el técnico de Setúbal regrese al Chelsea, al que ya dirigió entre julio de 2004 y septiembre de 2007, aunque también citan a otros dos clubes londinenses, Arsenal y Tottenham Hotspur, como posibles destinos.
Nada más lejos de la realidad. En el Real Madrid dicen que no hay "el más mínimo problema" con el viaje de Mourinho a Londres y lo interpretan como algo normal en los planes del entrenador, que esta semana concedía dos días de descanso a sus jugadores tras la apurada victoria en Vallecas ante el Rayo (0-1).
Aseguran en el club blanco que esta visita de Mourinho a la capital británica, donde también aprovechó para hacer unas compras en los famosos almacenes Harrods, responde a una simple operación inmobiliaria. De hecho, al técnico se le vio por las calles de la ciudad fotografiándose con todo aquel aficionado que se lo pidió, demostrando que no tenía nada que ocultar y acallando las voces que barruntan su salida del Madrid, buscándole tres pies al gato.