Lo que año tras año parece más claro es que la liga escocesa no es la única que goza de una dualidad. Ahora que todas las ligas europeas llegan a su fin, en los principales campeonatos del continente los títulos de liga son cosa de dos. Y no de unos cualquiera. Siete de los ocho implicados son campeones de Europa.
España
El duelo de titanes que presenciamos no tiene parangón ni en el presente ni en el pasado. Nunca en una gran liga hubo tanta diferencia entre los dos grandes y los demás, nunca reprodujeron tan claramente la rivalidad los dos mejores jugadores y los dos mejores entrenadores del mundo, nunca cayeron tan rápidos los goles, tan veloces los récords, tan frecuentes las goleadas.
La gran batalla se disputará el próximo 21 de abril en el Camp Nou, si no fuera porque es bastante posible que este partido quede en nada ante lo que puede ser la final de la Champions.
Inglaterra
La Premier ya no es la mejor liga del mundo como hace unos años. Los únicos equipos que a día de hoy aspiran a ganar la competición liguera, gigantes invulnerables sobre el papel, han sido eliminados tanto en la Liga de Campeones como en la Europa League, donde sobreviven Metalist Kharkiv, Hannover o Sporting de Portugal. Si hace tres meses no parecía haber dudas de que el City se llevaría el trofeo, y si hace un mes escaso todos pensábamos que la Liga se decidiría en el choque de trenes del 28 de abril en el Estadio Ciudad de Manchester, hoy lo que no se sabe es si para entonces los citizens no se habrán despedido ya definitivamente de la Premier.
Un equipo que comenzó maravillando con la eléctrica adaptación del Kun Agüero y el nivel espectacular en cada partido de David Silva, y que a día de hoy, con el canario exhausto y su compañero casi desaparecido, ofrece una triste imagen de desunión y cansancio competitivo que vuelve muy difícil confiar en su fiabilidad.
Enfrente el United, que ha exhibido un nivel muy discreto toda la temporada y sufrido golpes de tremenda dureza –el 1-6 en Old Trafford ante el City, eliminación ante el Basilea, arrollado por el Athletic–, se agarra al nervio y al carácter ganador para renovar el título en una competición que es ya casi su coto privado. Con la victoria ante el Blackburn del pasado lunes, ya le saca cinco puntos a su más inmediato perseguidor –Manchester City–, y en su calendario no parece muy complicado, a priori.
Italia
El mundo del fútbol saludó la irrupción de la nueva Juventus de Conte como un rayo de luz en medio de una liga que no es lo que fue. El fútbol combinativo y el gusto por el toque de esta versión posmoderna de la Vecchia Signora quedaba simbolizado por el fichaje de Pirlo, faro durante años de un Milan que, dejándole marchar, también realizaba una clara declaración de intenciones.
Espoleado por el éxito de la pasada temporada, en el que se alzó con el título, Allegri ha profundizado en un plan basado en el ritmo lento, un centro del campo más físico que técnico –gran rendimiento de Prince-Boateng- y, sobre todo, la confianza en que Ibrahimovic es capaz de generar por sí solo el suficiente caudal ofensivo para aspirar al título.
La apuesta triunfa de momento, con el cuadro rossonero a dos puntos de un rival que aún se mantiene imbatido en el Calcio, tras treinta partidos jugados. La cruz ha sido la reciente eliminación ante el Barcelona, que no ha sentado nada bien en Italia.
El calendario restante favorece claramente al Milan, al que sólo le queda al desconocido Inter como rival destacado, mientas que la Juve deberá enfrentarse al Palermo, la Lazio o la Roma. A pesar de que los blanquinegros tienen ganados los enfrentamientos particulares, el pronóstico pinta milanista.
Alemania
No es casualidad que la liga más saneada de Europa, la que más espectadores lleva a los estadios, la que más los cuida y la que más va creciendo en interés, se desarrolle en el país donde menos ha golpeado la crisis. Ha colocado representantes tanto en cuartos de la Champions como de la Europa League, y está liderada por uno de los equipos más atractivos del continente. El Borussia Dortmund de Jürgen Klopp comenzó la temporada disminuido por la nostalgia de Nuri Sahin y quizá demasiado bisoño para afrontar la Champions, pero ha crecido durante la temporada a partir de la integración de Gundogan, el excepcional rendimiento de Lewandowski y la vuelta de Kagawa.
Recuperada la confianza a partir de un fútbol asociativo de alto nivel, se ha sobrepuesto incluso a la ausencia por lesión de su mejor hombre –Mario Götze- para liderar la Bundesliga a falta de ocho jornadas para el final. Sin embargo, es muy difícil apostar por la identidad del campeón, y es que no debe ser sencillo sentir cada semana por detrás el aliento de la bestia que llaman Bayern de Múnich.
Los de Heynckes, que iniciaron el campeonato a dentelladas y se vinieron abajo tras la lesión de Schweinsteiger, han vuelto a golpe de goleada (20 goles en tres partidos) y amenazan a un rival que ya ven a tres puntos y con quien se enfrentarán en diez días. Con Robben y Ribéry en gran forma, el gatillo de Mario y Schweinsteger de vuelta, todo es posible.
El calendario les favorece ligeramente, aunque juega en su contra una probabilísima semifinal de Champions que se presenta tremenda y exigente hasta el límite. Gran incertidumbre.