El Barcelona Regal buscará este viernes asomarse a su octava final de la máxima competición continental -séptima en el formato de Final a Cuatro- ante el Olympiacos griego. Lo hará con dos de sus pilares, el escolta Juan Carlos Navarro y el pívot Boniface N'Dong, algo mermados por sendos contratiempos físicos de última hora.
Navarro se ha resentido de la fascitis plantar que arrastra desde hace varios meses y N'Dong sufre una gastroenteritis que ya le impidió ejercitarse en el entrenamiento que el equipo azulgrana realizó antes de partir hacia Estambul. Habrá que ver cuál es su evolución en las próximas horas para conocer su disponibilidad para el choque de semifinales.
Enfrente, el Barça tendrá al sorprendente Olympiacos, un equipo acuciado por la crisis que vive el país heleno y por el que nadie hubiera apostado un euro tras su titubeante inicio de temporada.
El equipo que dirige el veterano Dusan Ivkovic, el técnico que logró para los del Pireo la única Euroliga de su historia en Roma 1997 al derrotar precisamente en la final al Barcelona, ha sufrido de lo lindo para llegar hasta la Final Four de Estambul.
Por el camino, ocho derrotas en veinte partidos, aunque siempre ha respondido cuando se ha visto contra las cuerdas y ha sido capaz de eliminar, contra pronóstico, al Montepaschi, al que sorprendió en el primer duelo de la serie de cuartos de final en Siena. Lo que, a la postre, le sirvió para apearlo de la Final Four y ocupar su lugar.
Su errática trayectoria en la fase regular ha sido inversamente proporcional a la de su rival, el Barcelona Regal, que ha firmado un espectacular balance de dieciocho triunfos y una sola derrota durante la temporada europea. El equipo que dirige Xavi Pascual no ha suscitado duda alguna por sus resultados pero sí en cuanto a su juego, como vistoso en el apartado ofensivo. Sin embargo, como el Olympiacos, llega a la cita crucial en su mejor momento de la temporada.
Navarro, Mickeal, Eidson o N'Dong han alcanzado el zénit en su rendimiento en el último mes, al que hay que añadir el fantástico nivel que ha mantenido Lorbek durante todo el año.
Esta será la cuarta vez que los dos conjuntos se enfrenten en una Final a Cuatro. El último precedente entre ambos data de 2010, cuando el Barça arrolló a los del Pireo en la final de París (86-68), con Navarro como MVP de aquel partido.
Además de la final de 1997, que cayó del lado heleno, Barcelona y Olympiacos se enfrentaron también en el encuentro por el tercer y cuarto puesto de Berlín 2009, con victoria para los catalanes. Mañana, por tanto, será la primera vez que se vean las caras en una semifinal.
Una semifinal en la que saltarán chispas
El Panathinaikos y el CSKA, que disputarán el otro partido de la jornada (17.00 horas CEST), también son viejos conocidos. Se han enfrentado cuatro veces en la 'Final Four' y las cuatro han caído del lado griego. Dos de ellas, en las igualadísimas finales de Atenas 2007 y Berlín 2009.
Esta temporada ya se han medido en dos ocasiones, con dos victorias para el CSKA, el claro favorito para ganar el torneo después de la fuerte inversión que hizo el verano pasado para reconquistar el cetro europeo.
A la calidad de Khryapa, Shved y compañía se les han unido esta campaña Teodosic, Lavrinovic y los ex NBA Kirilenko y Krstic, probablemente los dos jugadores más determinantes del torneo. Una plantilla temible que cuentan con un potente juego interior y con el segundo mejor promedio anotador de Europa tras el del Real Madrid.
Pero cuando delante se tiene al PAO de Diamantidis, Batiste y sobre todo Zeljko Obradovic -el técnico de Cacak busca en Estambul su noveno título de Euroliga- no se puede estar tranquilo. Jonas Kazlauskas, técnico del CSKA y otro zorro de los banquillos, lo sabe. Y no se fía de lo que puede preparar Obradovic para neutralizar el baloncesto total de los rusos.