Nadie, o casi nadie, está conforme con la tierra azul que desde este año se utiliza en el Mutua Madrid Open de tenis. Pero las críticas arrecian todavía más ahora, tras la eliminación de Rafael Nadal, número dos del mundo y rey de la tierra batida, a manos de Fernando Verdasco. El balear abandonaba cabizbajo la pista central –llamada oficialmente Estadio Manolo Santana– de la Caja Mágica tras perder ante Verdasco por 6-3, 3-6 y 7-5, después de tres horas y nueve minutos de lucha.
"Si no cambia la pista no vuelvo a Madrid", decía Nadal, que ha sufrido su primera derrota ante su amigo Fer después de catorce enfrentamientos. "No es una rabieta. Es una desgracia para mí. Me voy a Roma –escenario del próximo Masters 1000 de la temporada, también en tierra pero con el color rojizo tradicional– con una desconfianza que no debo después de haber trabajado por lo contrario (...) Si las cosas siguen así será un torneo menos en mi calendario, lo siento mucho", añadía.
Diferente bote y menos estabilidad
Pero, ¿por qué influye el color de la tierra en el juego de los tenistas? Una de las claves la ofrecía Toni Nadal, tío y entrenador del número dos del mundo. "Evidentemente, cuando tú pintas, algo de plástico lleva. Eso hace que el bote sea diferente y que no te puedas agarrar correctamente a la pista", denunciaba Toni para cargar a continuación las tintas contra el empresario rumano Ion Tiriac, promotor del torneo, y sobre todo la ATP.
Según explicó recientemente Tiriac, que ganó el torneo de Roland Garros en la categoría de dobles en 1970 formando pareja con su compatriota Ilie Nastase, el objetivo principal de cambiar el color de la tierra era mejorar la visibilidad de la bola, especialmente por televisión. Pero lo que el rumano ha conseguido es convertirse en blanco de las críticas.
"La tierra queda más suelta, menos compacta, y eso hace que resbales muchísimo más. No es fácil evitarlo porque, aunque estés parado, si quieres salir hacia un lado, el pie se te va. La estabilidad no es la misma que en otras pistas de tierra y resbalas más", asegura la tenista gallega Lourdes Domínguez.
"La velocidad de bola es más rápida. El bote es diferente. Se dijo que sería igual y no es cierto. Si el juego en Madrid ya era rápido por la altura –657 metros sobre el nivel del mar–, ahora todavía más", se queja la jugadora pontevedresa, de 31 años y profesional desde los quince.
Además de Nadal, el serbio Novak Djokovic, número uno del mundo y que defiende título en Madrid, también se queja airadamente de la tierra azul, aunque en su caso lo hace con más sentido del humor. "O me pongo las botas de fútbol o invito a Chuck Norris a jugar aquí", dijo el número uno mundial tras su partido de segunda ronda ante el español Daniel Gimeno-Traver, 137 del ránking, al que sufrió para acabar ganando por 6-2, 2-6 y 6-3.
El suizo Roger Federer, que arrebatará el número dos mundial a Rafa Nadal si gana el torneo, también dice que aunque no está "enfadado con la pista", comprende "la decepción de Rafa". Estaba en contra de ella desde el principio al igual que yo, y ahora al estar fuera del torneo...", señala el tenista de Basilea, campeón en la capital española en 2006 –entonces se jugaba en pista dura– y 2009.
En el otro lado de la cuerda figuran dos jugadoras del top ten de la clasificación mundial como la rusa Maria Sharapova (6) y la estadounidense Serena Williams (9), que coinciden en mostrarse encantadas con la pista azul porque "no te ensucias tanto".
¿Cómo se fabrica la tierra azul?
El proceso de fabricación de esta tierra no difiere mucho de la tradicional, obtenida con la trituración de bloques de ladrillo. Según explica Gaston Cloup, responsable de pista del Mutua Madrid Open, para la nueva superficie hay que extraer el óxido férrico de la arcilla y así se queda blanca. Después se amasa y se cuece a 900 grados. A continuación se tritura, se muele y tamiza y se tiñe de azul con un tinte al agua.
A partir de aquí se utiliza como todas las tierras batidas del mundo, aunque el resultado en las pistas exteriores permite vislumbrar el fondo rojizo en algunos agarres fuertes de los jugadores.
Sin embargo, el tenista ruso Nikolay Davydenko, a quien Nadal ganó por un doble 6-2 en su debut en el torneo madrileño, asegura que las cuatro pistas exteriores son "completamente distintas" a las interiores (Estadio Manolo Santana, Estadio Arantxa Sánchez Vicario y Estadio 3) y no se han cuidado tanto como las otras. "El problema es que las pistas aquí son completamente distintas, tanto las de fuera como las de dentro, y hablo del bote. El color no es un problema, no lo sentimos como algo peligroso. Los calcetines salen azules y no rojos, eso sí, pero está claro que hay que preparar las pistas mejor antes. Si se hace así podemos jugar y divertirnos jugando al tenis, pero da igual que sean de color azul o rojo", denuncia Davydenko, que llegó a ser número tres del ranking mundial en noviembre de 2006.