Que el Barcelona de Pep Guardiola y el Real Madrid de José Mourinho son unos equipazos nadie lo pone en duda. Que, de vez en cuando, uno de estos dos clubes pueda golear a algún equipo que esté peleando por no descender llega a ser lógico, pero que tanto blancos como azulgranas lleven a estas alturas 33 goles a favor ambos y tan sólo seis y ocho en contra, respectivamente, no es normal. El problema, para algunos, es que dicen que una liga como la española no puede construirse sólo con dos grandes equipos, y de este modo, lo único que ocurre es que la competición pierda toda la emoción e interés a marchas forzadas.
En lugar de tener un campeonato como los de antes, tenemos una Liga descafeinada, en la que solo dos clubes compiten por ganar, gracias al enorme presupuesto de unos y otros. Los derechos de televisión, en el Barça y Madrid –rivales en el campo y aliados en los negocios– pretenden acaparar todo y de este modo seguir siendo los únicos con opciones de luchar por los títulos.
Por eso ya se está creando una plataforma a través de redes sociales como Facebook, Tuenti o Twitter para boicotear el derbi. El evento en cuestión consiste en no ver el partido y conseguir, de este modo, que los grandes equipos y las televisiones se den cuenta que los dueños de la liga deben ser los aficionados y no los clubes.
Muy lejos quedan ya los años brillantes en los que el Deportivo de La Coruña y el Valencia disputaban en un apasionante mano a mano la Liga a Madrid y Barcelona y conseguían sus logros en la Champions. Quedan lejos los años en los que los proyectos deportivos como los del Sevilla o Villarreal se hacían grandes y en los que el Atlético de Madrid era capaz de lograr un doblete y al año siguiente descender a Segunda División. Y más lejanos aún están los recuerdos en los que equipos modestos como Celta, Real Sociedad, Mallorca u Osasuna daban guerra hasta la última jornada para meterse en Europa.