Por físico podría serlo. Es una pregunta complicada y difícil de responder. En España se han buscado numerosos sucesores al campeón navarro, a Miguel Indurain, destacando el énfasis que se puso en Abraham Olano. Pero éste no llegó a dar la talla, nunca mejor dicho, a pesar de un gran palmarés. Parece, sin embargo, que Tom Dumoulin sí podría ser.
Aunque como él, el ciclismo ha visto en 'percherones' como Jan Ulrich a herederos del campeón navarro. Sólo un Tour y varios segundos. Hasta el siguiente heredero pasaron años. Y aparecieron dos británicos, Chris Froome y Bradley Wiggins. Y, casualmente, los dos fueron la revelación en la Vuelta a España de 2011, siendo segundo y tercero, superado por otra sorpresa, Juanjo Cobo.
Los dos británicos, al igual que el alemán, destacaban por su dominio en la crono y una más que suficiencia en montaña. Réditos típicos de Miguel Indurain. Pero ahora, la Vuelta a España quiere sacar a la palestra a un nuevo descubrimiento. Los últimos, además de los mencionados, son los de Chris Horner y Vincenzo Nibali, que se destapó en el 2010 ganando la ronda española, con Peter Velits y Ezequiel Mosquera en el podio. Esos nuevos ganadores o corredores de tres semanas que aparecen en las carreteras españolas.
Y ahora ha aparecido un hombre nuevo: Tom Dumoulin. Este holandés, de sólo 24 años, mide 1'86 y está más fino que nunca. Nunca ha disputado una gran vuelta por etapas, debido a su juventud. Pero ahora está ante una oportunidad de oro. Es la nueva aparición de la Vuelta. Pero es algo más. Todos le señalan como favorito al rojo tras la crono de Burgos (fue medalla de bronce en el último mundial, sólo superado por Wiggins y Tony Martin).
Pero hay quien va más allá y responde a la pregunta de arriba. Sí, Dumoulin puede ser el nuevo Miguel Induráin. El navarro ganó su primer Tour de Francia con 27 años, tres más de los que tiene ahora el holandés. Por cierto, hace tiempo que Holanda no gana la Vuelta: desde el 79 con Joop Zoetemelk, que ganó el Tour un año después. En el Giro, nunca. Así que los holandeses buscan a un nuevo hombre al que animar en grandes generales.
No uno cualquiera; el nuevo Indurain, como le define Eusebio Unzué, mánager general del Movistar, jefe de Quintana y Valverde. "Sí, por el perfil. Es un buen contrarrelojista que se defendía muy bien en la montaña. Dumoulin en esta Vuelta ha sido un brillante escalador, pero vamos a ver si todo lo que ha ganado en montaña no lo ha perdido en contrarreloj".
No es una declaración baladí ya que se trata del hombre que guió a Indurain en sus cinco Tours. Por tanto, sabe lo que se dice. Además, según detalla Pablo de la Calle en El Mundo, Dumoulin ha bajado peso en los últimos meses, situándose por debajo de los 69 kilos con su 1'86, así como un refuerzo psicológico para convencerse de sus cotas. Eso le ha permitido no sólo aguantar con los mejores cuando la carretera se empina, sino birlarle al propio Froome una victoria de etapa, como hizo en la ascensión a Cumbre del Sol.
Además, la caída en la cuarta etapa del pasado Tour le ha permitido llegar fresco a esta carrera. Allí optaba al liderato, pero se fue al suelo. Aquí ya ha sido líder y ha ganado una etapa, con final en alto. Y se mantiene con los mejores.
El único lastre que maneja es el de un equipo que no le podrá ayudar a controlar la carrera. Un equipo basado en la figura de un John Degenkolb para el que incluso el propio Dumoulin, vestido de rojo, ha tratado de ayudar tirando del gran grupo. Purito y Aru le señalan como el gran favorito para salir de rojo el miércoles; él todavía no se lo cree. Porque ganar una gran Vuelta es algo complicado. Pero ser Indurain es todavía más difícil.