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Venus Williams recupera la sonrisa tras conquistar por tercera vez el torneo de Wimbledon

La tenista estadounidense Venus Williams vuelve a estar en la elite del tenis mundial, después de conquistar por tercera vez el torneo de Wimbledon. Ha vuelto a vencer, como ya lo hizo en 2000, a su compatriota Lindsay Davenport por 6-4, 6-7 y 7-9 en la final más larga de la historia del torneo. La mayor de las hermanas Williams consigue su quinto Grand Slam y sucede en el palmarés londinense a la rusa Maria Sharapova.

La tenista estadounidense Venus Williams vuelve a estar en la elite del tenis mundial, después de conquistar por tercera vez el torneo de Wimbledon. Ha vuelto a vencer, como ya lo hizo en 2000, a su compatriota Lindsay Davenport por 6-4, 6-7 y 7-9 en la final más larga de la historia del torneo. La mayor de las hermanas Williams consigue su quinto Grand Slam y sucede en el palmarés londinense a la rusa Maria Sharapova.

L D (EFE) La ganadora celebró el título dando saltos en la central, mientras se aferraba con una alegría inusitada a la bandeja de plata, símbolo de su victoria. No era para menos, pues había ganado su quinto título del Grand Slam cinco años después de alzar el primero de sus dos trofeos en el All England Tennis Club, cuando derrotó precisamente a Davenport en la final, y cuatro tras su último triunfo en el Abierto de Estados Unidos.

Davenport, con dolores en su espalda, dejó escapar el partido en dos ocasiones. Primero quien sirvió para ganar el encuentro en el duodécimo juego del segundo set, perdiendo el saque en blanco y luego desperdició una bola de partido en el décimo de la tercera manga, que hicieron despertar a Venus. En esas dos ocasiones, la veterana jugadora de Palos Verdes tenía ya su espalda maltrecha y apenas corría por la pista central. Davenport había solicitado tratamiento después del séptimo juego del tercer set, aquejada de un fuerte dolor en la espalda que le hizo retirarse al vestuario para recibir masaje.

De vuelta a la pista, todo el buen juego de Lindsay se transformó en un calvario de dolor para ella.  Venus se encontró de regalo con un título que en principio no le estaba destinado. La mayor de las Williams, que había ganado sus tres duelos en hierba contra Davenport sin ceder un set (14-12 para Lindsay), había perdido la primera manga en 33 minutos, y deambulaba en la segunda, arrastrando un bajo porcentaje de primeros servicios y seis dobles faltas con lo que siempre estaba a merced de su rival.

En el tercer set, Davenport de nuevo tuvo el partido ganado al situarse con ventaja de 4-2 y servicio, pero su espalda no aguantaba ya los trotes por la central y aunque tuvo una oportunidad para ganar el partido, la dejó escapar de forma lastimosa. Hubo larguísimos intercambios, uno de ellos con 27 golpes, y eso terminó por destrozar a Lindsay que cedió su servicio en el decimoquinto juego. Y ahí se acabó toda la historia. El último Wimbledon de la de Palos Verdes se acababa de forma lastimosa. Y Davenport perdía su segunda final de Grand Slam este año ante una Williams, pues en Melbourne su verdugo fue Serena.

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