L D (EFE) En su intervención, el presidente, quien pasa este fin de semana en Santa Fe (Nuevo México), afirmó que la reforma “aportará una ayuda inmediata a nuestra economía”, al dejar más dinero disponible a las familias y a las empresas, que podrán invertirlo en nuevos recursos y empleos. La Cámara de Representantes aprobó el viernes, por 222 votos a favor y 203 en contra, una reducción de impuestos por valor de 550.000 millones de dólares en diez años, según recordó el presidente, quien afirmó que “las dos cámaras del Congreso y ambos partidos políticos (republicano y demócrata) están de acuerdo en que el recorte tributario ayudará a la economía”.
El debate se centra ahora “en la cuantía del recorte que merece el pueblo estadounidense”, agregó Bush, antes de apuntar que “necesitamos al menos 550.000 millones de dólares en recortes en la próxima década”. El presidente de EEUU se desplazará la semana próxima a los estados de Nuevo México, Nebraska e Indiana para promocionar su plan de recorte de impuestos que, según la propuesta original de la Casa Blanca, debía alcanzar los 726.000 millones en diez años.
Bush y varios miembros de su Gobierno desarrollan una intensa campaña de presión por los estados de los senadores moderados que no querían respaldar la reducción fiscal solicitada por Bush. La próxima semana, el Senado tiene previsto votar una rebaja fiscal mucho menor, de 421.000 millones, lo que forzará a ambas cámaras a negociar un compromiso conjunto. En ambas cámaras, la mayoría republicana apoya la medida con el argumento de que contribuirá a reanimar la economía, al dejar más dinero en los bolsillos de los consumidores, mientras que la oposición demócrata teme las consecuencias que la iniciativa pueda tener en el abultado déficit público.
El debate se centra ahora “en la cuantía del recorte que merece el pueblo estadounidense”, agregó Bush, antes de apuntar que “necesitamos al menos 550.000 millones de dólares en recortes en la próxima década”. El presidente de EEUU se desplazará la semana próxima a los estados de Nuevo México, Nebraska e Indiana para promocionar su plan de recorte de impuestos que, según la propuesta original de la Casa Blanca, debía alcanzar los 726.000 millones en diez años.
Bush y varios miembros de su Gobierno desarrollan una intensa campaña de presión por los estados de los senadores moderados que no querían respaldar la reducción fiscal solicitada por Bush. La próxima semana, el Senado tiene previsto votar una rebaja fiscal mucho menor, de 421.000 millones, lo que forzará a ambas cámaras a negociar un compromiso conjunto. En ambas cámaras, la mayoría republicana apoya la medida con el argumento de que contribuirá a reanimar la economía, al dejar más dinero en los bolsillos de los consumidores, mientras que la oposición demócrata teme las consecuencias que la iniciativa pueda tener en el abultado déficit público.