L D (EFE) "Algunos opinan que el mejor camino es permitir que las compañías automotrices se reorganicen usando las disposiciones del Capítulo 11 de nuestras leyes sobre bancarrota. Pero dada la grave situación de la industria del automóvil, mis asesores económicos consideran que la bancarrota ahora podría conducir a su colapso desordenado, llevando a nuestra economía hacia una recesión más profunda y más larga", declaró el presidente en su discurso radiofónico semanal.
El presidente consideró una opción "más responsable" la concesión de "un incentivo" para reestructurar la industria sin ir a la bancarrota, dentro de un breve período de tiempo.
Ante el conflicto con el Congreso, el presidente justificó la intervención del poder Ejecutivo a través de un préstamo de 12.500 millones de dólares en dos fases. Una primera, de tres meses para que los fabricantes de coches pongan en marcha "planes para reestructurarse en compañías viables", algo que Bush consideró factible.
Una segunda fase se refiere a esas compañías que no han tenido éxito en la reestructuración. En ese caso, "los préstamos les darán tiempo a las compañías para efectuar las preparaciones legales y financieras necesarias para un proceso ordenado a través del Capítulo 11, que ofrezca una mejor perspectiva de éxito a largo plazo".
"Estas empresas deben rembolsar todos sus préstamos al Gobierno, y mostrar que sus empresas pueden tener ganancias y lograr un activo neto positivo", puntualizó el presidente, quien advirtió de que esta reestructuración "exigirá concesiones significativas de todos los involucrados en la industria automotriz: administración, sindicatos laborales, acreedores, obligacionistas, distribuidores y proveedores".
"Las acciones que estoy tomando representan un paso que todos quisiéramos que no fuera necesario", aseguró el presidente. "Pero dada la situación, es la manera más efectiva y responsable de responder a este desafío al que se enfrenta la nación", indicó.