l d (efe) El secretario de Organización de CCOO, José Luis Sánchez, acompañado del secretario de Política Institucional, Salvador Bangueses, y del secretario de Política Industrial de la Federación Minerometalúrgica, Ramón Górriz, aseguró que todas las afirmaciones hechas ayer por Fernando García -agresor de Fidalgo- y por Adolfo Jiménez son "falsedades y una permanente mentira".
Según Sánchez, la agresión sufrida por el líder de CCOO, José María Fidalgo, fue un "acto violento", además de una "agresión intencionada", que se produjo después de "reiterados intentos" hechos durante toda la manifestación y en los meses previos a la misma. CCOO no quiere responsabilizar al autor del golpe, sino a los "autores intelectuales que refuerzan constantemente estos actos y que deben asumir su responsabilidad", en referencia a Adolfo Jiménez y a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación. Para Sánchez, algunos dirigentes sindicales también se "han equivocado mucho" al tener un comportamiento "irresponsable" y al "alentar a los trabajadores de Sintel a ir a una situación desesperada para reforzar lo que llaman el 'conflicto interno de CCOO'", en referencia a Javier López, secretario general del sindicato en Madrid, Rodolfo Benito, ex número dos de CCOO, y Agustín Moreno, líder del 'sector crítico'.
Sánchez anunció que el lunes se reunirá la Ejecutiva de la Federación del Metal para abrir un expediente a todos los miembros de la Junta Directiva de la Asociación y que el martes el Secretariado de la Confederación analizará la situación y decidirá si emprende o no acciones legales. Este colectivo, denunció Sánchez, lleva meses coaccionando y amenazando a José María Fidalgo y al secretario general de la Federación Minerometalúrgica, Ignacio Fernández Toxo, entre otros, y enviándoles "esquelas macabras" y carteles con su fotografías en los que reza: "Se buscan. Muy peligrosos". Por eso, criticó Sánchez, lo de ayer "fue un acto de cinismo puro", porque los que se disculpaban "son los mismos" que tuvieron que ser desalojados por los antidisturbios de la sede de CCOO en Madrid y los que "destrozaron" la sede de Valencia.
Por su parte, Górriz recordó que estos trabajadores denuncian que no se han cumplido el acuerdo del 3 de agosto de 2001 entre el Gobierno y Telefónica, negociado y aceptado por CCOO, y que incluía un compromiso de recolocación para 800 trabajadores, prejubilaciones para 470 y otras alternativas de empleo. El acuerdo, aseguró, dejaba "muy claro" que la recolocación se haría en empresas contratistas de Telefónica, no en bloque.
Añadió que a finales de septiembre de 2001, CCOO les hizo llegar 650 ofertas de empleo que fueron rechazadas. Jiménez rechazó estas ofertas porque llevaba meses negociando con Televik, una empresa de "dudosa credibilidad" que "iba a reflotar Sintel", aunque nunca presentó un plan industrial y el estado de cuentas lo presentaron "en un cuaderno y a lápiz", aseguró el dirigente sindical. Ya en 2002, cuando este proyecto se dio por fracasado, CCOO intentó recuperar el control de la situación y volvió a ponerse en contacto con Telefónica y otras empresas para tratar de recolocar a los ex trabajadores de Sintel.
En abril de 2002, Toxo envió a todos los trabajadores de Sintel, una carta certificada en la que les advertía de que Telefónica daba ya "por zanjados los compromisos de empleo establecidos, al haber sido rechazadas la mayoría de las ofertas", y les ofrecía que CCOO volviera a gestionar recolocaciones. En una carta facilitada a los periodistas, varios trabajadores -entre ellos Fernando García-, respondían a Toxo: "queremos saber qué ofertas de empleo, según tú, hemos rechazado; que nosotros sepamos la única oferta recibida hasta ahora en nuestra Asociación es la de Televik".
Según Sánchez, la agresión sufrida por el líder de CCOO, José María Fidalgo, fue un "acto violento", además de una "agresión intencionada", que se produjo después de "reiterados intentos" hechos durante toda la manifestación y en los meses previos a la misma. CCOO no quiere responsabilizar al autor del golpe, sino a los "autores intelectuales que refuerzan constantemente estos actos y que deben asumir su responsabilidad", en referencia a Adolfo Jiménez y a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación. Para Sánchez, algunos dirigentes sindicales también se "han equivocado mucho" al tener un comportamiento "irresponsable" y al "alentar a los trabajadores de Sintel a ir a una situación desesperada para reforzar lo que llaman el 'conflicto interno de CCOO'", en referencia a Javier López, secretario general del sindicato en Madrid, Rodolfo Benito, ex número dos de CCOO, y Agustín Moreno, líder del 'sector crítico'.
Sánchez anunció que el lunes se reunirá la Ejecutiva de la Federación del Metal para abrir un expediente a todos los miembros de la Junta Directiva de la Asociación y que el martes el Secretariado de la Confederación analizará la situación y decidirá si emprende o no acciones legales. Este colectivo, denunció Sánchez, lleva meses coaccionando y amenazando a José María Fidalgo y al secretario general de la Federación Minerometalúrgica, Ignacio Fernández Toxo, entre otros, y enviándoles "esquelas macabras" y carteles con su fotografías en los que reza: "Se buscan. Muy peligrosos". Por eso, criticó Sánchez, lo de ayer "fue un acto de cinismo puro", porque los que se disculpaban "son los mismos" que tuvieron que ser desalojados por los antidisturbios de la sede de CCOO en Madrid y los que "destrozaron" la sede de Valencia.
Por su parte, Górriz recordó que estos trabajadores denuncian que no se han cumplido el acuerdo del 3 de agosto de 2001 entre el Gobierno y Telefónica, negociado y aceptado por CCOO, y que incluía un compromiso de recolocación para 800 trabajadores, prejubilaciones para 470 y otras alternativas de empleo. El acuerdo, aseguró, dejaba "muy claro" que la recolocación se haría en empresas contratistas de Telefónica, no en bloque.
Añadió que a finales de septiembre de 2001, CCOO les hizo llegar 650 ofertas de empleo que fueron rechazadas. Jiménez rechazó estas ofertas porque llevaba meses negociando con Televik, una empresa de "dudosa credibilidad" que "iba a reflotar Sintel", aunque nunca presentó un plan industrial y el estado de cuentas lo presentaron "en un cuaderno y a lápiz", aseguró el dirigente sindical. Ya en 2002, cuando este proyecto se dio por fracasado, CCOO intentó recuperar el control de la situación y volvió a ponerse en contacto con Telefónica y otras empresas para tratar de recolocar a los ex trabajadores de Sintel.
En abril de 2002, Toxo envió a todos los trabajadores de Sintel, una carta certificada en la que les advertía de que Telefónica daba ya "por zanjados los compromisos de empleo establecidos, al haber sido rechazadas la mayoría de las ofertas", y les ofrecía que CCOO volviera a gestionar recolocaciones. En una carta facilitada a los periodistas, varios trabajadores -entre ellos Fernando García-, respondían a Toxo: "queremos saber qué ofertas de empleo, según tú, hemos rechazado; que nosotros sepamos la única oferta recibida hasta ahora en nuestra Asociación es la de Televik".