Este proceso de introducción ha sido largo, y costoso por parte de las entidades emisoras de tarjetas, ya que el concepto de pagar a crédito con una tarjeta costaba de inculcar dentro de la cultura financiera de los españoles. Sólo el boom del crédito de los últimos años del cual ahora estamos pagando parte de las consecuencias, junto a enormes campañas en las que se lanzaban gran variedad de productos, consiguió que la tarjeta de crédito se convirtiera en un producto mayoritario.
Con esta enorme variedad de tarjetas, el consumidor debe en primer lugar analizar la oferta con el comparador www.iahorro.com/tarjetas con el cual puede ver todas las características de los productos y decantarse por aquellas que tengan como puntos fuertes los que busque el cliente.
Tarjetas Affinity: Sólo si las usas de verdad
Una de las variedades que más crecieron son las tarjetas relacionadas con alguna empresa que oferta descuentos especiales o programa de puntos si se utilizan especialmente en sus establecimientos e incluso en su uso general, aunque en este caso estos puntos o descuentos sean menores. Existen para hoteles, grandes superficies pero las más "vendidas" son las relacionadas con gasolineras y compañías aéreas.
Si nos decidimos por este tipo tenemos que mirar en primer lugar su cuota anual, si son totalmente gratuitas o llegan a serlo con un gasto pequeño, las ventajas por pequeñas que sean compensan tener un plástico más en la cartera. Si suponen un coste, a veces más elevado que una tarjeta normal, evalúe si compensa. Por ejemplo, muchos puntos acumulados por líneas aéreas caducan, si no es usted un viajero frecuente, el pago anual puede no compensarle.
Tarjetas de compra o revolving
Es otra modalidad que ha crecido de forma importante. Esta modalidad de tarjetas se comercializa con el atractivo de no pagar cuota si se realizan operaciones y con un tipo de interés más bajo que las tarjetas de crédito normal, pero con la importante salvedad, que mientras en las primeras podemos elegir pagar la totalidad de las compras a fin de mes, en la mayoría de las tarjetas de compras o revolving no obligan siempre a fraccionar la operación con los costes financieros que conlleva.
La tarjeta más barata del mercado está en un 11% TAE mientras que existen tarjetas clásicas cuyo coste de financiación llega hasta el 25% de interés TAE. Si es gratis y quiere tenerla por si fracciona alguna compra importante, puede ser una buena alternativa. En el caso contrario, no pague por una tarjeta, que a su vez siempre le generará pagos por intereses.
La mejor opción: la tarjeta más barata
Teniendo en cuenta que el consumidor siempre debe fijarse en la TAE para conocer lo que nos va a costar financiar compra, nunca olvide todas las comisiones que conlleva. Además de las de emisión o renovación existen muchas otras más como las comisiones por excedido o reclamación.
Por todo ello debe siempre exigir, la entrega de una copia del contrato de tarjeta, en el que deberán venir especificadas las condiciones financieras del mismo: tipo de interés nominal y TAE, recargos por aplazamiento si los hubiera, fechas de liquidación y comisiones aplicables.