(Libertad Digital) En su día, el portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Martínez Pujalte, afirmó que lo que estaba haciendo el Gobierno "era preparar a los usuarios para pegarles un cañazo" y así hacer rentable las compras de los que han comprado o van a comprar. Ante tales sospechas, los populares criticaron las operaciones y denunciaron que el Gobierno se "ha ocupado más de controlar los consejos de administración" de las eléctricas que "de facilitarle a las familias un menor precio de tarifa".
Por otro lado, Pujalte manifestó que "las empresas energéticas habían obtenido los mejores resultados que nunca" y recordó que con los Gobiernos del PP las facturas de la luz bajaban y que en lo que va de 2006 la luz ha subido el doble que el IPC.
La novedad no es tanto la subida del recibo, de debido cumplimiento para mantener las alianzas gubernamentales, sino la revisión de éste cada trimestre. En este punto el Ejecutivo se ha guardado una baza importante, suscrita en letra pequeña, cuando manifiesta que la subida debería de haber sido de un 30 por ciento. Así, no es de extrañar que ésta -la iniciativa- sea la locomotora que no deje ver los sucesivos remolques.
Como reza el refrán: "Las desgracias nunca vienen solas". Y es que la adversa política energética viene acompaña de la mala gestión hidrográfica, la cual ha terminado perjudicando en los bolsillos de los consumidores. Recordemos que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha propuesto que se establezcan diferentes tramos en la tarifa del agua y que se grave el consumo cuando sea superior a sesenta litros por persona y día, con el fin de incentivar la utilización eficiente de este recurso.