LD (EFE) Según informa el Gobierno, las inversiones serán acometidas en su mayor parte por los gestores de la red eléctrica y del sistema gasista, REE y Enagás, respectivamente, de modo que el plan no tendrá impacto sobre los presupuestos estatales.
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha explicado en su comparecencia posterior al Consejo de Ministros que la planificación "perfila las líneas estratégicas" del sector y servirá para mejorar la calidad del suministro, la seguridad, la competitividad y las conexiones internacionales de las redes.
"La nueva planificación supone un notable incremento del esfuerzo que el Gobierno viene desarrollando en nuevas infraestructuras", señaló Fernández de la Vega, quien destacó que el texto ha sido aprobado con "voluntad de acuerdo y consenso" de los distintos agentes del sector, incluidas comunidades autónomas, los operadores del sistema, la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), los promotores y la Comisión Nacional de la Energía (CNE).
La planificación recoge los proyectos de mayor importancia para los sectores de la electricidad y del gas en los próximos años, entre ellos el abastecimiento eléctrico a las desaladoras y al AVE, la construcción del gasoducto Medgaz y el desarrollo de las interconexiones con Francia y Portugal.
Junto a esto, contempla el desarrollo de futuras líneas ferroviarias de alta velocidad, entre ellas la de Cantabria, pendiente de ser aprobada y definida por Adif. Además, incluye previsiones sobre el comportamiento de la demanda, los recursos necesarios para satisfacerla y la evolución de las condiciones del mercado.
Por otro lado, la planificación prevé que la demanda de energía primaria aumente un ritmo anual hasta 2016 del 1,4 por ciento, mientras que el incremento medio de la energía final será del 1,6 por ciento. Al final del periodo, el país requerirá 165 millones de toneladas de petróleo o equivalente al año.
Se espera además una reducción del 1,6 por ciento anual medio en la intensidad energética primaria --consumo de energía primaria en relación al PIB--. Esta tendencia consolidará un cambio de paradigma iniciado en 2005.