LD (Lorenzo Ramírez) “Las previsiones son siempre previsiones y mueren el mismo día que se publican”, así de contundente se manifestó este jueves el vicepresidente económico, Pedro Solbes, en la revisión del cuadro económico. “Se equivocan todos los organismos” añadió el máximo responsable de la política del Gobierno, cargo que ostenta Solbes aunque le pese al vicesecretario general del PSOE, José Blanco.
Un ajuste más intenso y rápido de la actividad económica de lo previsto y del sector de la construcción han sido los motivos que han llevado al Gobierno a realizar una segunda revisión de las previsiones macroeconómicas en sólo tres meses. Solbes no descarta más correcciones si el petróleo sigue subiendo.
Aunque Solbes aseguró que el aumento de los tipos de interés en los últimos meses, junto con el encarecimiento del petróleo, son los dos factores responsables de la revisión. Es decir, que el Gobierno no es responsable de la crisis económica nacional.
Precisamente, el vicepresidente justificó el mal momento actual en los problemas que tienen el resto de socios europeos para superar las turbulencias financieras que asolan los mercados, rechazando otra vez cualquier tipo de responsabilidad en la desaceleración de la economía española
La última actualización del cuadro macro, que realizó el Ejecutivo el pasado mes de abril por primera vez de forma extraordinaria, estuvo también motivada por el progresivo empeoramiento de los datos macroeconómicos que han provocado la "crisis más compleja" de la historia, en palabras del propio Solbes.
Muy lejos del pleno empleo
En materia de empleo, el Ejecutivo sitúa ahora la tasa de paro en el 10,4 por ciento en 2008 y en el 12,5 por ciento en 2009, lo que supone reducciones de seis décimas y de dos puntos y medio, respectivamente, en comparación con las estimaciones de abril. Por su parte, el empleo crecerá un 0,2 por ciento en 2008, mientras que en 2009, decrecerá un 0,5 por ciento, según Solbes.
Unas previsiones difíciles de cumplir, ya que la tasa de paro actual ya se sitúa en el 10,4 por ciento, por lo que parece difícil que al cierre del ejercicio no aumente, al menos esas son las previsiones del Ministerio de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho.
Además, el cuadro se ha realizado con un precio medio del barril de petróleo de 124,5 euros para 2008 y de 133,9 euros para el próximo año, cifras que los expertos consideran irreales, sobre todo teniendo en cuenta las restricciones del mercado de crudo y su alto elemento especulativo.
En cuanto al resto de partidas, el consumo privado crecerá un leve 0,7% en 2008 y un 0,4% el próximo año, frente a la tasa del 3,2 por ciento contabilizada el pasado ejercicio. La demanda nacional repuntará un 1,4 por ciento este año y un 0,5 por ciento en 2009, muy lejos del incremento del 4,6 por ciento registrado en 2007. No obstante, el sector exterior dejará de lastrar la economía y crecerá los dos próximos años un 0,2 y un 0,4 por ciento, respectivamente, siempre que el Gobierno acierte en sus cálculos.
Déficit de las cuentas también para 2009
Solbes explicó en rueda de prensa, que los nuevos Presupuestos Generales del Estado para 2009 se realizarán en base a estas estimaciones, año que concluirá con un déficit de 3.865 millones de euros, equivalente al 0,34 por ciento del PIB. La Ley de Estabilidad establece que, siempre que la economía crezca por debajo del 2 por ciento, el déficit puede situarse, como máximo, en el 0,4 por ciento del PIB.
Nuevos Presupuestos Generales del Estado
No obstante, el vicepresidente admitió que si se produce una importante subida de la inflación, o de los precios de los derivados del petróleo, estas previsiones se quedarán en agua de borrajas. Los principios presupuestarios, dijo Solbes, “serán la austeridad, la solidaridad y la mejora de la productividad”.
En concreto, el gasto general bajará un 3,5 por ciento (excluyendo las prestaciones por desempleo), se limitará la oferta de empleo público (excepto en Justicia) y el gasto público crecerá un 4,5 por ciento, medio punto menos que lo establecido en el techo de gasto aprobado por el Congreso de los Diputados.