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El olimpismo de Gallardón amenaza con agujerear el bolsillo de los ciudadanos

La candidatura olímpica de Madrid 2016 supondrá una inversión pública de 1.720 millones de euros a nivel local y más de 15.000 millones a nivel estatal. Un volumen de gasto público que, a la luz de experiencias pasadas, es muy probable que no se recupere. Los contribuyentes pagarán la factura.

La candidatura olímpica de Madrid 2016 supondrá una inversión pública de 1.720 millones de euros a nivel local y más de 15.000 millones a nivel estatal. Un volumen de gasto público que, a la luz de experiencias pasadas, es muy probable que no se recupere. Los contribuyentes pagarán la factura.

LD (M. Higueras / M. Llamas) Aunque sólo se conocerá la ciudad que acogerá los Juegos Olímpicos el próximo mes de octubre, las previsiones ya apuntan a una inversión multimillonaria de la capital para asegurar las garantías exigidas por el COI. Lo cierto es que en principio el ayuntamiento de Madrid invertirá cerca de 1.720 millones de euros en infraestructuras, ya sean deportivas, de comunicación o seguridad. Pero eso no es todo, ya que el Gobierno de Rodríguez Zapatero se comprometió a destinar 15.345 millones de euros como respaldo a la candidatura. Se trata de una de las condiciones contempladas en el Manual de Candidatura del COI.

Sin embargo, tal y como ocurrió en los pasados juegos de Pekín, los cifras oficiales reflejadas en los dossiers informativos de las candidaturas suelen sufrir grandes modificaciones y multiplicaciones. El pasado febrero, Cinco Días informó de que el presupuesto inicial ya se había disparado en un 27% ,al tiempo que las previsiones de ingresos caían debido a la crisis económica. Una de las razones es que los patrocinadores podrían ser menos de los inicialmente previstos.

La estimación inicial contaba con un patrocinio próximo a los 715 millones de dólares (unos 550 millones de euros) pero, finalmente, la candidatura prefirió dejar la cifra en 656 millones de dólares, es decir, unos 500 millones de euros. Lo mismo ocurre con la cantidad que se esperaba recaudar gracias al merchandising que habría caído en un 25%.

Madrid no es un caso aislado. Desde el punto de vista histórico, casi todas las ciudades que han acogido Juegos Olímpicos han sufrido un enorme déficit. El caso más conocido es el de Montreal 76. La ciudad canadiense estuvo 30 años arrastrando una deuda pública ingente, tras generar un déficit de 1.000 millones de dólares aproximadamente.

Y es que, el presupuesto previsto era de 310 millones, pero al término de los Juegos el coste final se disparó hasta los 1.500 millones. Además, los beneficios no fueron los esperados. Dichas cifras se vieron ampliamente superadas si las comparamos con el gasto de los Juegos de Pekín. Como es evidente, el régimen comunista chino nunca hará públicos sus gastos reales, pero algunas estimaciones creen que se llegó a los 41.500 millones de euros, mientras que Atenas, que alojó los Juegos de 2004, fue de unos 14.000 millones menos.

Aportación del Gobierno a la candidatura

Los déficits olímpicos

El caso de Los Ángeles 84 es especial, ya que fueron los primeros juegos que lograron superávit, sobre todo, porque la organización utilizó gran parte de las infraestructuras deportivas ya existentes -debiendo construir sólo dos pabellones-, y porque la gran mayoría de los fondos fueron de origen privado por lo que los gastos públicos fueron mínimos. Se estima que el superávit fue de unos 200 millones de dólares.

Por otra parte, no parece que en Londres 2012 la cosa vaya mucho mejor. Hace ya más de un año que The Times advirtió de pérdidas cercanas a los 1.000 millones de libras (1.115 millones de euros) debido a las malas previsiones relacionadas con la posterior venta de los terrenos utilizados en el evento. El estudio fue realizado entonces por el London Development Agency (LDA), que apuntó que la previsión de la ciudad de un incremento anual del suelo de un 16% en los próximos 15 ó 20 años no era creíble.

Como suele ser habitual, los planes iniciales se alteran y los presupuestos crecen en este tipo de eventos, cuya organización precisa una importante inyección de recursos públicos. En especial, cuando éstos se realizan en medio de una gravísima crisis económica. En octubre del pasado año, The Times informó de que la situación podría obligar a Londres 2012 a nacionalizar dos de las instalaciones, la Villa Olímpica y el centro de prensa, lo que costaría al contribuyente británico casi 900 millones de libras (más de 1.100 millones de euros) adicionales.

En un principio, se pensaba que los 1.000 millones de libras (unos 1.260 millones de euros) que costaría la Villa Olímpica y, al menos la mitad de los 400 millones (504 millones de euros) del centro de prensa, correrían a cargo de la iniciativa privada. Sin embargo, ahora los planes parecen haber cambiado. De hecho, el coste de la Villa se redujo ligeramente al haberse recortado de 4.000 a sólo 2.500 el número de casas proyectadas.

La deuda de Gallardón

Visto lo visto, no existen expectativas de que la celebración de los Juegos Olímpicos Madrid en 2016 arroje beneficios, sino más bien todo lo contrario: el coste será sufragado por los contribuyentes. Y ello, en una situación de grave crisis económica, en donde la recaudación de impuestos se desploma al tiempo que el gasto se mantiene e, incluso, aumenta. No obstante, los ayuntamientos y las CCAA se han lanzado a emitir deuda pública para financiar sus crecientes déficits fiscales tras el desplome inmobiliario y empresarial.

En este sentido, destaca el caso del ayuntamiento de Madrid, la ciudad más endeudada de España. Así, la gestión del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, al frente de la capital ha arrojado un saldo negativo de 877,97 de euros en 2008. La necesidad de financiación alcanza ya los 1.261 millones en términos de contabilidad nacional.

De hecho, Gallardón ha convertido a Madrid en la ciudad más endeudada de España, con 6.366 millones de euros en total. De esta forma, su ayuntamiento acumula la mitad de toda la deuda de las capitales de provincia españolas, que asciende a 12.730 millones. Cuando Gallardón tomó posesión, en junio de 2003, el endeudamiento madrileño suponía el 8,16% del total de los municipios españoles. Al cierre de 2007 este ratio había subido al 27%.

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