LD (Agencias) No era demasiado difícil suponer que el mercado de futuros de Londres sería un pandemónium en la primera jornada de este lunes. El sabotaje de un oleoducto iraquí, la estrepitosa caída de los inventarios en Estados Unidos en pleno verano, y la inestabilidad de Nigeria (que afecta la producción de alguna petrolera española) han disparado el precio del Brent hasta los 29,27 dólares por barril, lo que implica una subida del 1,6 por ciento.
La reciente explosión de un oleoducto iraquí que iba a garantizar la salida de crudo hacia Turquía por todo el norte de Irak puso en alerta a los traders de La City quienes en la sesión de este lunes están comprando posiciones con fuerza y volumen. El oleoducto, que apenas había sido puesto en funcionamiento el pasado miércoles, no podrá recuperar la producción en, cuando menos, una semana. Por su parte, el Gobernador impuesto por los Estados Unidos para ese país, Paul Bremer, anunció el pasado sábado que el sabotaje costará unos siete millones de dólares diarios en pérdidas.
A la noticia del oleoducto iraquí se suma el hecho de que Estados Unidos marcó un nivel de inventarios reducido. De acuerdo con las cifras suministradas la semana pasada por el Departamento de Energía, el nivel de reservas de petróleo se encuentra por debajo de su nivel medio de los últimos cinco años. En concreto, un cinco por ciento menos. Las preocupaciones en el mercado de Nueva York giran en torno a que esta bajada se produce en pleno verano, cuando el consumo debería ser menor, y pone en duda un petróleo barato a medida en que se acerca el invierno.
Por su parte, la cesta de la OPEP siguió su curso ascendente y se ubicó en los 28,24 dólares por barril, lo que significa una subida del 1,34 por ciento. La organización ha anunciado que podría abrir los grifos del suministro si los precios “suben demasiado”, pero no hay señales de que estas declaraciones vayan a transformarse en hechos, al menos en el corto plazo.
La reciente explosión de un oleoducto iraquí que iba a garantizar la salida de crudo hacia Turquía por todo el norte de Irak puso en alerta a los traders de La City quienes en la sesión de este lunes están comprando posiciones con fuerza y volumen. El oleoducto, que apenas había sido puesto en funcionamiento el pasado miércoles, no podrá recuperar la producción en, cuando menos, una semana. Por su parte, el Gobernador impuesto por los Estados Unidos para ese país, Paul Bremer, anunció el pasado sábado que el sabotaje costará unos siete millones de dólares diarios en pérdidas.
A la noticia del oleoducto iraquí se suma el hecho de que Estados Unidos marcó un nivel de inventarios reducido. De acuerdo con las cifras suministradas la semana pasada por el Departamento de Energía, el nivel de reservas de petróleo se encuentra por debajo de su nivel medio de los últimos cinco años. En concreto, un cinco por ciento menos. Las preocupaciones en el mercado de Nueva York giran en torno a que esta bajada se produce en pleno verano, cuando el consumo debería ser menor, y pone en duda un petróleo barato a medida en que se acerca el invierno.
Por su parte, la cesta de la OPEP siguió su curso ascendente y se ubicó en los 28,24 dólares por barril, lo que significa una subida del 1,34 por ciento. La organización ha anunciado que podría abrir los grifos del suministro si los precios “suben demasiado”, pero no hay señales de que estas declaraciones vayan a transformarse en hechos, al menos en el corto plazo.