LD (Europa Press) El precio del petróleo se disparó tras el cierre de la actividad del campo petrolífero de Prudhoe Bay en Alaska, el mayor de EE UU. La propietaria del yacimiento, BP, decidió suspender la producción tras detectar diversos fallos de corrosión en sus instalaciones y un pequeño vertido en una de sus líneas de transporte del crudo. Este cierre reducira la producción en 400.000 barriles diarios, el 8 por ciento de la producción diaria estadounidense.
Este incidente agrava la situación en un mercado de por sí desestabilizado debido a la confluencia de diversos conflictos geopolíticos a nivel internacional.
Por un lado, prosiguen los ataques del ejército israelí sobre Líbano, que comenzaron el pasado 12 de julio tras el secuestro de dos soldados hebreos por parte de Hezbolá. El mercado teme que Irán, que mantiene su rechazo a suspender su programa nuclear, se involucre en el conflicto para apoyar a la milicia chii-libanesa, lo que agravaría considerablemente el conficto armado, incrementándose los temores por el suministro.
Además, diversos grupos rebeldes están realizando secuestros y ataques contra las empresas petroleras del Delta del Níger en protesta por el porcentaje de beneficios obtenidos por el precio del crudo. Esta situación ha provocado un descenso de la producción petrolera en más de un 20 por ciento en Nigeria, el mayor productor de África.