En concreto, reclaman a los constructores automovilísticos, firmar un acuerdo comprometiéndose a pagar 30.000 euros para cada uno de los asalariados de aquí al 31 de julio. Los trabajadores acusan a PSA y Renault de haber provocado la caída de la empresa al tener paralizados los pedidos desde el pasado mes de septiembre.
Si antes de esa fecha PSA y Renault no ceden a la petición, los sindicatos sostienen que hay botellas de gas en la fábrica y que todo está preparado para que estallen.
No obstante, la Delegación del Gobierno descarta el riesgo de explosión porque asegura que las botellas situadas encima de la central eléctrica de la fábrica están vacías.
50 años de antigüedad
"Reclamamos 30.000 euros por trabajador por todos los años en los que hemos trabajado casi exclusivamente para ellos. No podían dejarnos tirados así, de la noche a la mañana. Aquí la gente tiene una media de 49 años y 25 años de antigüedad. ¿Cómo quieres que vuelvan a encontrar trabajo?", relata en 'Le Parisien' Guy Eyermann, delegado de CGT y secretario del comité de empresa.
El sindicalista acusa a los dos constructores galos de haber abandonado a la empresa y a sus 366 trabajadores. "Hacía seis años que no nos consultaban sobre las nuevas piezas y, sin embargo, a principios de 2008, nos pidieron trabajar a fondo. Se contrató incluso a temporales y luego, en septiembre, nada más. Los libros de pedidos están vacíos", se queja.
Los encargos de PSA y Renault representan el 90% de la actividad de New Fabris que, con miles de piezas sueltas impagadas en stock y una nula actividad se vio el pasado mes de junio en un proceso de liquidación judicial.
Eyermann y sus colegas piensan igualmente en la posibilidad de emprender acciones judiciales contra los dos grupos automovilísticos porque aseguran que legalmente tienen la obligación de advertir a la dirección de la fábrica con antelación suficiente sobre la paralización de los pedidos.
La semana pasada los trabajadores ya mantuvieron una manifestación ante la sede de PSA y el próximo jueves harán lo mismo frente a la de Renault, en Boulogne Billancourt, en la región parisina.
Los empleados de New Fabris irán igualmente al Ministerio de Empleo el próximo 20 de julio para pedir la intervención del Gobierno frente a los grupos automovilísticos, que además han recibido ayudas estatales para ayudar al sector a superar la crisis.