La “Ecoxarxa” de Barcelona, que agrupa a consumidores y productores, se suma así a las redes de moneda de uso social existentes en Tarragona, el Montseny, Granollers y Osona.
Este grupo utiliza una herramienta informática 'on line' para registrar las transacciones, en la cual los usuarios parten de cero Eco -así se llama la moneda- y tienen un límite inicial de endeudamiento de 100 Ecos. Los intercambios resultan en un saldo positivo para quien ofrece el producto o servicio, y en un saldo negativo para quien lo recibe.
Los participantes también pueden cambiar al mismo valor euros por Ecos físicos, cheques nominales que permiten adquirir bienes y servicios entre las personas adheridas a la iniciativa, que prevé extenderse por otras zonas de la provincia.
El impulsor de la Ecoxarxa Enric Duran, explicó que esta moneda complementaria al euro no es "un almacén de valor" sino una simple unidad de medida de los intercambios. A diferencia de las monedas convencionales, el Eco "no es un fin en sí mismo" porque no genera intereses ni es escaso, por lo que no tiene sentido acumularlo ni especular con él.
"Se trata de humanizar la economía, fomentar el consumo responsable y reforzar los vínculos sociales", apuntó Durán, ideas que difundirán con un puesto en la Fira de la Terra. Los interesados podrán inscribirse para utilizar el Eco; comprar alimentos procedentes de la agricultura ecológica a precio de coste; e informarse sobre otros puestos que aceptan la moneda.
Asimismo, podrán participar en la central de compras cooperativas de la Ecoxarxa, que se propone adquirir alimentos ecológicos al por mayor a productores catalanes que acepten una combinación de Ecos y euros. Para garantizar la autosuficiencia del sistema también se promoverá la adhesión de comerciantes y de productores a la Ecoxarxa.
La Ecoxarxa Montseny ha puesto en marcha su propia moneda virtual un año después de promover los Eco Senys físicos, que ya cuentan con más de 300 usuarios, explicó el impulsor de la iniciativa y ecosociólogo Dídac Sánchez.
Según Sánchez, desde marzo de 2009 se emitieron Eco Senys por valor de 10.000 euros -la mayor parte en billetes de 1 y 5 Eco Senys-, y se destinaron más de 4.000 euros a la compra colectiva de alimentos a productores ecológicos que aceptan hasta la mitad del importe en Eco Senys.
"Cuando propuse la moneda social en 2004 fue una predicación en el desierto por la euforia del euro", apuntó el sociólogo, que constató un creciente interés en este sistema alternativo por la crisis. No obstante, subrayó que el Eco Seny "no es coyuntural" sino que pretende motivar una reflexión sobre el sistema económico y de distribución de alimentos.
Los municipios de Figueras (Gerona) e Igualada (Barcelona) están barajando incorporar una moneda de uso social, avanzó Sánchez, y concluyó: "los modelos que son buenos se replican por sí solos".