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LAS RENOVABLES NO SON SUFICIENTES

España necesita energía nuclear

En los últimos años el sector energético español ha experimentado un crecimiento muy importante. Desde el punto de vista de consumo de energía eléctrica, ha tenido un aumento acumulado de un 56 por ciento desde 1997. Un valor muy elevado, que no parece que se pueda mantener en el futuro de forma tan acusada por crecimientos de los componentes actuales.

En los últimos años el sector energético español ha experimentado un crecimiento muy importante. Desde el punto de vista de consumo de energía eléctrica, ha tenido un aumento acumulado de un 56 por ciento desde 1997. Un valor muy elevado, que no parece que se pueda mantener en el futuro de forma tan acusada por crecimientos de los componentes actuales.
LD (Lorenzo Ramírez) Un elemento nuevo sería el desplazamiento de otros consumos de energía hacia la electricidad. Hasta ahora no ha existido ese desplazamiento, como por ejemplo del carbón para calefacción y producción de calor, y sí un aumento de consumo directo de electricidad para refrigeración, aire acondicionado y otros servicios del sector terciario y agrícola.
 
La calefacción y producción de calor se han desplazado hacia el gas, que ha experimentado un fuerte incremento en su consumo para estos usos, sustituyendo a combustibles convencionales, carbón y madera, en el sector terciario y doméstico, y a combustibles líquidos en la industria.
 
Sin embargo, este desplazamiento puede finalmente producirse con el fin de reducir las emisiones en las ciudades y disminuir el consumo de combustibles primarios en instalaciones poco eficientes, al estar menos controladas, reservando el consumo de combustibles líquidos para el transporte, posiblemente aéreo.
 
También se puede producir un desplazamiento del consumo del transporte terrestre hacia trenes de alta velocidad, con lo que se conseguiría la doble misión de reducir el consumo y las emisiones. Un escenario extremo sería el uso masivo de vehículos particulares eléctricos, tal como propone el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, pero para aumentar la producción eléctrica la única vía es la nuclear.
 
El ahorro no es suficiente
 
Una reducción del consumo eléctrico puede obtenerse por medio del ahorro, aunque en el tiempo prácticamente quedaría compensado por efectos del desarrollo y cambios de hábitos de los usuarios, por ejemplo el uso extendido de equipos de refrigeración, además de los incrementos que pueden aparecer por el uso de elementos de tipo electrónico y sobre todo de electrodomésticos de potencias relativamente elevadas, que aumentan de forma importante el consumo doméstico.
 
Las propuestas de edificaciones con aprovechamientos energéticos en España pueden suponer una reducción de los consumos, al utilizar el sol para calentamiento de agua, y en su caso para obtención de energía eléctrica en zonas apartadas o como apoyo al consumo doméstico por medio de paneles fotovoltaicos. El efecto conjunto será probablemente un desplazamiento de algunos sectores de consumo de  energía hacia la electricidad, más que un ahorro real de energía eléctrica.
 
Estabilidad y seguridad del suministro
 
Un aspecto básico a tener en cuenta en el caso español como en cualquier otro país, es la necesidad de que el sistema eléctrico mantenga unos parámetros de estabilidad y seguridad. Para ello, la generación debe proporcionar un conjunto de características, y el sistema contar con una forma de explotación adecuada, de manera que se consiga disponer de las reservas precisas que aseguren su control.
 
La situación actual del sistema peninsular español, a la vista del comportamiento de los agentes en los últimos años, se podría resumir de la siguiente forma:
 
1. El índice de cobertura (relación entre la generación disponible y el consumo de potencia máximo) se ha ido reduciendo, pese a la instalación de potencia de régimen ordinario y especial. En la década anterior, la situación era de sobrecapacidad, mientras que actualmente es necesario seguir instalando generación para alcanzar el valor objetivo mínimo, fijado en el 10 por ciento.
 
2. La estructura del parque de generación se ha ido desequilibrando, ya que toda la generación de régimen ordinario nueva son ciclos combinados, mientras crece el peso de las renovables, en detrimento de la proporción de nuclear y térmica convencional. No hay grandes posibilidades de expansión del parque hidráulico, cuya aportación es limitada en situaciones de punta de verano; y no hay previsiones, salvo noticias aisladas, de grupos térmicos de carbón de tecnología “limpia”.
 
3. El crecimiento de las renovables por medio de parques eólicos no se ha dejado notar apenas en el índice de cobertura, dada su escasa fiabilidad (su fuente primaria depende de factores meteorológicos incontrolables). Una consecuencia inmediata es que la instalación de generación renovable no ha hecho disminuir la necesidad de instalación de generación convencional, y que en la operación se incrementan las necesidades de reserva. Todo ello afecta directamente a los costes que supone el sistema.
 
4. Esta tendencia al desequilibrio está en línea con las directrices generales que se comentaban anteriormente, y podría llevar a una dependencia excesiva de un solo combustible, el gas natural. Además, como también se ha indicado, es un combustible compartido con otros consumos, que actualmente son prioritarios frente al abastecimiento de las centrales eléctricas.
 
5. Por otra parte, el precio del gas está marcado por elementos ajenos al sistema español. Variaciones en los precios del mercado eléctrico (y por tanto en la remuneración a los generadores), o del precio del gas harían cambiar el número y potencia de solicitudes de ciclos combinados que se incorporen al sistema y viceversa, ya que ambos efectos están relacionados, es decir, la mayor o menor entrada de generación instalada de este tipo afectará también al precio final de la energía.
 
La única opción para aumentar la potencia es la nuclear
 
El problema real de las instalaciones hidráulicas en España es que las cuencas están prácticamente agotadas, siendo imposible la construcción de grandes centrales (régimen ordinario) y habiendo solo posibilidad de construcción de pequeñas instalaciones hidráulicas (régimen especial), que no tiene peso en la producción nacional.
 
Por otro lado la presión medioambiental impide la construcción de este tipo de instalaciones, además de las limitaciones que la explotación de las cuencas hidráulicas tiene para consumo doméstico y riego, hace muy difícil su crecimiento.
 
En cuanto a los biocombustibles, la explotación de los bosques, básicamente la maleza y limpieza de los mismos, puede ser aprovechada para la producción de calor y energía eléctrica, aunque dadas las características de los bosques españoles el aprovechamiento es que se puede producir con ellos es pequeña en relación al total nacional.
 
La opción agrícola es una de las fuentes de energía renovable más adecuadas para el sistema. El problema viene dado por las necesidades de terreno y de agua para las plantaciones. Además, a la ineficiencia de estos combustibles se une la especulación, que ha elevado el precio de los alimentos y hace peligrar el suministro mundial de alimentos.
 
La eólica no es eficiente
 
Aunque la energía eólica es la fuente de producción eléctrica que más se ha desarrollado entre las renovables, alcanzando un valor de potencia instalada de 11.100 megavatios (Mw), a 31 de diciembre de 2006, con un aprovechamiento máximo del 80 por ciento alcanzado en el 2007 y un aprovechamiento medio del 25 por ciento de esta potencia.
 
Con independencia del coste de esta energía en estos momentos, ya que se supone que en un futuro, cuando esta energía esté más madura, se cambien las condiciones de retribución y de instalación, con el fin de que pueda formar parte del sistema en las mismas condiciones que las instalaciones convencionales, la energía eólica tiene como limitaciones:
 
– Su carácter intermitente e imprevisible, como energía no controlable, y por tanto no programable para la producción.
 
– No poder aportar características básicas de regulación, que deberán ser procuradas por otras instalaciones en la cantidad suficiente.
 
Los datos actuales indican que por cada megavatio eólico instalado debe preverse al menos 0,9 megavatios de una fuente convencional disponible, flexible y controlable, que producirá al menos dos veces más energía que la eólica correspondiente.
 
Por otro lado su precio no es competitivo con el de cualquier otro tipo de energía, y posiblemente no lo sea en el período que estamos analizando. Sin embargo, de mantenerse las actuales subvenciones, la progresión de instalación podría ser muy rápida, por lo que en el estudio del año 2030 se ha tenido en consideración.
 
Cumplir Kyoto
 
Finalmente, para poder cumplir con el compromiso de Kyoto en el sector eléctrico se podrán adoptar varios tipos de medidas: la compra de derechos de emisión o bien la reducción de las emisiones a través de un cambio de la estructura de generación, ya sea aumentando las importaciones o por un cambio de las tecnologías de generación, fomentando tecnologías menos contaminantes.
 
Hoy por hoy, la promoción de generación en España se ha decantado por el ciclo combinado y las energías renovables. Esta solución no garantiza el cumplimiento de Kyoto por parte del sector eléctrico, debido por una parte a la necesidad de mantener centrales de combustión como reserva del 90 por ciento de las instalaciones renovables no gestionables y, por otra, a las emisiones propias de los ciclos combinados; además, como se verá más adelante, es una solución inadecuada para el correcto funcionamiento del Sistema.

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