Normalmente, cuando los medios de comunicación hablan de ayuda al desarrollo el público piensa en ONG, en subvenciones y en países tercermundistas donde son los dictadores los que más aprovechan el dinero que llega desde Occidente. Sin embargo, hay otras formas de impulsar la economía de los países menos favorecidos y el Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) es una de ellos.
Este apartado del presupuesto depende del Ministerio de Industria y Comercio desde 1976, cuando se creó con un doble objetivo: apoyar la internacionalización de las empresas españolas e impulsar el desarrollo de los países receptores de la financiación. Para conseguirlo, el FAD otorga “créditos concesionales a países en desarrollo para la financiación de proyectos a realizar por empresas españolas”.
Es decir, éste es instrumento que no sólo busca dar dinero a fondo perdido a proyectos más o menos bienintencionados, sino que quiere crear una infraestructura en el país de destino al mismo tiempo que permite a una empresa española introducirse en un nuevo mercado.
El último informe completo sobre el FAD disponible en la web del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio cifra en 1.505 millones el montante total de los créditos distribuidos en 2007, con un 51% dedicado al África Subsahariana, un 33% al Norte de África y un 10% a Iberoamérica. Por destino, las líneas de crédito se llevaron el 48% de las operaciones FAD autorizadas, seguidas de los contratos en el sector del Medio Ambiente (25%) y de las infraestructuras (11%).
Plan de ajuste
En el plan de ajuste -tijeretazo- aprobado el pasado jueves por el Congreso de los Diputados, se incluía un recorte de 800 millones en la ayuda al desarrollo. No ha quedado claro todavía qué partidas sufrirán este ajuste, si serán las subvenciones directas a ONG o también afectará a los fondos destinados a las empresas españolas exportadoras.
Además, del FAD, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio dispone de los Programas Financieros y la Financiación de Estudios de Viabilidad (FEV). Con los primeros se ponen a “disposición del país beneficiario una determinada cantidad de fondos FAD para la financiación de proyectos de interés mutuo”.
Con los FEV se consigue que se lleven a cabo estudios de viabilidad realizados por empresas españolas en países extranjeros. Estos informes son parte tanto de proyectos concretos, como análisis de carácter sectorial o forman parte de estudios de consultoría para la modernización institucional en el ámbito económico.
Por último, la Administración utiliza la red de oficinas del ICEX (Instituto de Comercio Exterior) y de las Cámaras de Comercio para apoyar a las empresas españolas en los países a los que exportan.
Son un conjunto de medidas que a muchas de estas compañías españolas les permiten acceder más fácilmente a nuevos mercados. Por eso, sus defensores intentan separarlas de las meras subvenciones y de las transferencias directas de dinero sin ninguna otra contrapartida.
FAD: otra manera de salir al exterior para las empresas españolas
Pocos españoles conocen qué se esconde tras las siglas FAD y, sin embargo, en los últimos años ha sido uno de los medios más utilizados por las empresas nacionales para salir al exterior. En 2007, ya suponían más de 1.505 millones de euros.
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