¿Hipocresía o mera contradicción? González publica este viernes en el diario El País una dura columna de opinión en contra la "especulación salvaje", en la que culpa a los inversores y al malvado mercado de la crisis económica y defiende el establecimiento de un impuesto internacional para gravar los movimientos o flujos de capital.
Los especuladores son tildados de "irresponsables" ya que, según González, sus "malas prácticas nos llevaron a esta catástrofe". En su columna, bajo el título Davos y la política, el expresidente expone que, tras el estallido de crisis, parecía que "la política, como representación de los intereses generales, empezaba a tomar las riendas del mercado para desarrollar un marco regulatorio y un sistema de control que evitara la galopada de los movimientos de capital puramente especulativos, de la proliferación de esos derivados sin registros contables ni conexión con la economía real o de los bonus escandalosos para accionistas y ciudadanos". Así, "la política parecía dispuesta a limitar los despropósitos que se habían producido en el funcionamiento anómico de los mercados".
Sin embargo, los hechos han terminado por convertir su gozo en un pozo. González se lamenta de que, finalmente, a la luz de las "escenas" vividas en el reciente Foro Económico Mundial de Davos, la política se ha puesto "a la defensiva" mientras los "representantes del sistema financiero rescatado" con dinero público "al ataque".
"Ahora, vuelven a dictaminar sobre lo que deben hacer los políticos, poniéndolos a la defensiva", ya que los especuladores rechazan las medidas encaminadas a endurecer, aún más, la regulación financiera y bursátil. González se lamenta de que los inversores sigan apostando al alza o a la baja sobre determinados activos, y pone como ejemplo "las operaciones a futuro sobre granos, es decir sobre la alimentación", que acontecen en estos momentos en los mercados internacionales. "Los movimientos especulativos tensionan al alza los precios en todas partes [...] Y nos sentimos inermes".
En resumen, González carga contra la especulación intrínseca al mercado y, en este sentido, defiende a ultranza la iniciativa planteada por Francia en el G-20, consistente en "recuperar la idea de una tasa, bien sea mínima, a los movimientos de capital. Si el movimiento no es especulativo, la tasa será indolora. Si lo es, y se repite cada 24 ó 48 horas, empezará a pesar en los especuladores. Es una buena idea que nos retrotrae a la nonata tasa Tobin". Es decir, gravar los flujos de capital.
Y todo este alegato anticapitalista surge en el mismo momento en que González pone en marcha su fondo de capital riesgo. Un fondo a través del cual pretende captar entre 120 y 150 millones de euros este año para invertir en energías limpias, salud y nuevas tecnologías.
¿Y esto no es especular? Este tipo de fondos se dedican a invertir en proyectos empresariales arriesgados. Una nueva aventura especulativa para la que González ha reclutado a numerosos directivos y empresarios, tales como Amparo moraleda, Emilio Ontiveros, José Pemán o Joaquín Moya.
¿Su marca? Tagua Capital. ¿Estará González a favor de que esa nueva tasa que defiende grave igualmente las inversiones de su fondo o de restringir y limitar los bonus de sus directivos, incluido él mismo? González se lanza al mundo de la inversión, del mercado y del capital al tiempo que en las páginas de El País critica duramente a los especuladores: "Hay que poner cara a la especulación salvaje. La idea francesa de tasar los flujos del capital es buena", concluye.