L D (EFE) El segundo responsable de General Motors (GM) en Europa,Carl Peter Forster, asegura este lunes en el diario alemán Die Welt que "la medidas de reestructuración anunciadas son dolorosas para todas las partes y no son fáciles para nadie", pero "no hay otra alternativa empresarial para la necesaria reducción de costes". Tras añadir que GM quiere mantener la marca Opel en Europa, el directivo alemán dijo que hay una presión muy fuerte para actuar porque las medidas negociadas se deben haber aplicado en gran parte antes de finales de 2005.
Foster declaró que en comparación con el resto de Europa occidental, "en especial las plantas alemanas tienen costes notablemente más elevados" y que con el futuro recorte de gastos se asegura el futuro de las marcas Opel y Saab. El directivo germano explicó que GM cree que hay una oportunidad realista de lograr su objetivo de ahorrar 500 millones de euros también con otras medidas, lo que dependerá de las negociaciones con los sindicatos.
Forster aseguró que GM ha incrementado en el tercer trimestre del año las pérdidas en Europa hasta los 189 millones de euros y que la compañía quiere volver a tener beneficios en todas las marcas que tiene en Europa (Opel, Vauxhall, Saab, Cadillac y Chevrolet). Los sindicatos han pedido que se eviten los despidos forzosos, el cierre de las fábricas de Opel en Alemania y que no se traslade a otras partes la producción de sus fábricas germanas.
Según los sindicatos alemanes, las fábricas afectadas por los recortes son Kaiserslautern (450 empleos recortados) y Bochum (4.000 empleos) la sede central de Rüsselsheim. En esta fábrica, situada en el noroeste de Alemania los trabajadores han mantenido este lunes parada la producción como protesta por los recortes de empleos previstos por la compañía.
Según informó el comité de empresa de Opel, los trabajadores de esta planta, que tiene 9.600 empleados y produce los modelos Astra y Zafira, acudieron este lunes al turno de mañana pero decidieron no reanudar la producción, que se encuentra paralizada desde el pasado jueves. Los empleados de Bochum no han hecho caso a los llamamientos del ministro de Economía alemán, Wolfgang Clement, quien les ha pedido que vuelvan al trabajo.