(Libertad Digital) Esperanza Aguirre quiso acompañar a Francisco Cabrillo en la presentación de Economistas Extravagantes, libro que reúne sus notas biográficas de varios de los economistas más destacados, de Richard Cantillon a John Maynard Keynes, de Adam Smith a Arthur Pigou o Alfred Marshall. La presidenta de la Comunidad de Madrid destacó que el libro "no es nada convencional", y que su autor, Francisco Cabrillo, es "uno de los economistas más brillantes de España" y un "excelente divulgador". También ha destacado su colaboración en diversos medios. A su juicio, Economistas extravagantes "va a hacer las delicias no sólo de los estudiantes, sino de los lectores en general, de los jóvenes en particular".
Carlos Rodríguez Braun
Carlos Rodríguez Braun, catedrático de historia de las doctrinas económicas y colaborador habitual de Libertad Digital, dijo del libro de su compañero y amigo que es "sumamente divertido". Recordó un ensayo de Manuel Jesús González titulado ¿Importan los conocimientos biográficos?, del que extrajo la conclusión de que sí importan, "en la medida en que la biografía vital tenga que ver con la biografía intelectual", por más que "no es el único criterio".
Puso como ejemplo el de Keynes. Él era homosexual y Rodríguez Braun ve una relación entre este hecho biográfico y su desprecio del largo plazo, que se manifiesta en su famosa frase "a largo plazo, todos muertos", que escribió en su Tract on Monetary Reforn, de 1923. También expuso el ejemplo de Russeau, quien abandonó a sus hijos. Y esto podría estar relacionado con dos de sus ideas más famosas, el "buen salvaje" y el "contrato social".
"Una cosa que se ve en el libro", continuó Rodríguez Braun, "es la larga pervivencia del intervensionismo en los economistas", que muestra que es una falacia la idea "de que los economistas son los grandes liberales". Se repiten muchos ejemplos de economistas "que odian la libertad".
Por último, Rodríguez Braun dijo que había observado que "los grandes economistas nunca se casan, y si se casan, no tienen hijos", y puso como ejemplos, entre otros, a Adam Smith, Wilfredo Pareto, John Stuart Mill o el propio Keynes. "Esto me lleva a pensar", terminó diciendo con ironía, "que Paco Cabrillo jamás será un gran economista".
Federico Jiménez Losantos
Le tomó el relevo Federico Jiménez Losantos, quien comenzó recordando que "la URSS ha sido el país con más economistas de la historia, y el resultado fue una la mayor ruina de la historia. De ahí que el que no se reproduzcan no sea malo", ironizó. Ya sobre el libro, Jiménez Losantos consideró que "en la historia de las ideas económicas todo parte de una idea moral y económica. Hay una reflexión moral de lo que es legítimo y no legítimo hacer en la vida económica. Y esto deriva en una corriente política. Y de ahí surge el Liberalismo". De hecho, "la moral del mercado y la libertad acaban siendo lo mismo".
Del libro ha sacado el ejemplo de Colbert, el ultraintervencionista ministro francés, que Jiménez Losantos ve como "antecedente de Carmen Calvo o Pilar Bardem, ya que quería controlar el teatro". También rescató a Figuerola, el economista que inventó la peseta, y que para el periodista es "el eslabón perdido, el último liberal catalán". Por último, se refirió al de Cambridge, al decir que "todo político tiene a Keynes en su corazón".
Del libro le ha gustado que en su lectura "estamos ante individuos. ante personas sueltas; Casi desatadas". Y ha recalcado en la idea liberal de que "las personas son las protagonistas de la historia. Son las que hacen las ideas". También ha destacado del libro tres aspectos: "Amenidad, libertad y liberalismo". Amenidad "porque se dirige a la gente, a las masas, tiene que cautivar el amor del lector y luego su inteligencia. La amenidad es necesaria para que el liberalismo vaya cuajando entre la gente joven como va cuajando". Y sobre las otras dos características, dijo que "la libertad sin liberalismo no es ni libertad ni es nada. Es como el Grupo Prisa, es decir, una cosa abominable".
Francisco Cabrillo
Luego tomó la palabra Francisco Cabrillo, quien reconoció que "siempre me han interesado las biografías. De otro modo, no habría escrito este libro". Comenzó añadiendo a la nota de Rodríguez Braun sobre la homosexualidad de Keynes que lo relaciona más bien con el elitismo del grupo de Bloomsbury, el rescate de la Grecia clásica y "la idea de que una élite debía dirigirlo todo". Cabrillo recordó cómo Keynes le escribió una carta a Lynton Strachey, después de haberle quitado el novio a este, en que le dijo: "lo que me gustaría es violar a un alumno en la sala del King's Colledge y dejar así las cosas claras".
"Todo lo que escribo es verdad", ha recalcado el autor. "Yo no tengo la culpa de que Quesnay o Alfred Marshall se inventaran sus propias biografías", por ejemplo. Considera que "este libro se puede leer de muchas maneras". Por ejemplo, que "el mundo de la economía es mucho más complejo y matizado de lo que uno puede pensar", o que, como había destacado Rodríguez Braun, "los economistas no han sido liberales".
De todas las reacciones de sus compañeros economistas, Francisco Cabrillo ha destacado dos: Uno de ellos le dijo, "Paco, te has cargado la profesión". Otro, le dijo "te ha salido un libro absolutamente volteriano". El autor lo cree así, en el sentido de mostrarse irreverente con lo establecido. Y ha hecho toda una declaración de principios, al decir que "es el momento de ser irreverente con el nuevo catecismo laico y civil".