El Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) ha elaborado el informe “Farmacovigilancia: el papel de los profesionales farmacéuticos en la práctica diaria”, en el que recoge aspectos como la regulación legal, responsabilidad del farmacéutico en este ámbito, así como las herramientas profesionales que ofrece la Organización Farmacéutica para un correcto ejercicio.
El profesional sanitario español tiene el deber, y por tanto la responsabilidad, de comunicar a los órganos competentes las sospechas de reacciones adversas de las que tenga conocimiento y que pudieran ser causadas por medicamentos, asegurando así el correcto inicio del sistema de notificación espontánea. Es aquí donde el farmacéutico, como profesional sanitario que se encuentra a pie de calle y en contacto directo con el paciente, posee un papel privilegiado en la identificación de las reacciones adversas a los medicamentos.
Así, y de acuerdo con la normativa reguladora, el farmacéutico como profesional especialista del medicamento desempeña un papel central, especialmente si se considera que su actuación profesional cubre tanto el campo de la medicina humana como de la medicina veterinaria. Tanto en el ámbito comunitario como en el hospitalario, la disponibilidad profesional y la actuación centrada específicamente en el medicamento favorecen el cumplimiento de las obligaciones de
farmacovigilancia.
Desde la Organización Profesional Farmacéutica se ha tenido presente esta responsabilidad del farmacéutico en materia de farmacovigilancia por lo que ha desarrollado y facilitado las herramientas profesionales que permitan optimizar su actuación y propuesto los medios para la realización de estudios piloto con el objetivo de generalizar los procedimientos de farmacovigilancia especialmente desde las oficinas de farmacia.