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INTERVENCIÓN ÍNTEGRA DE AZNAR

Madrid, 11 de mayo de 2009

Quiero dar las gracias, en primer lugar, a Jaime Mayor y Manuel Pizarro por haber tenido la amabilidad de aceptar mi invitación a presentar este libro.

Agradezco mucho sus afectuosas palabras y aplaudo sus intervenciones, brillantes y certeras, como siempre.

Quiero también dar las gracias al Grupo Planeta, representado hoy aquí por José Creuheras y Mauricio Casals por haber hecho posible que este libro viera la luz.

Y les doy también las gracias a todos ustedes por haber sido tan amables de acompañarnos en la tarde de hoy.

Queridos amigos,

Me decidí a escribir este libro hace casi un año. Se habían celebrado en España unas elecciones generales, y ví muy claro que nuestro país se sumergía rápidamente en una crisis económica y social sin precedentes.

Mientras voces autorizadas, responsables y prestigiadas como la de Manuel Pizarro advertían de la llegada de la crisis, me quedó muy claro que el Gobierno español, enfrentado al dilema de hacer frente a la crisis con políticas adecuadas o poner en marcha una estrategia negacionista, optaba por la segunda opción.

Fui muy consciente de que, para el momento en el que este libro viera finalmente la luz, la estrategia negacionista emprendida por el gobierno agravaría irremediablemente la crisis en España y haría retornar sobre la sociedad española la pesadilla del paro masivo.

Fui también consciente de que, a medida que la crisis avanzara, cuando ésta fuera ya imposible de negar los gobernantes se escudarían, como en anteriores ocasiones, en la excusa de su carácter global para eludir su responsabilidad por las consecuencias de sus malas políticas.

Pero lo que más me preocupó y movió a escribir este libro fue el intento de evitar que la sociedad española se instalara en el pesimismo, en el “nada se puede hacer para salir de la crisis”, en el “esperemos a que la crisis se resuelva sola u otros la resuelvan por nosotros”.

Hoy resulta evidente el fracaso y la irresponsabilidad de quienes hasta hace poco agitaban su negacionismo a los cuatro vientos y acusaban de catastrofistas y antipatriotas a quienes se limitaban a decir la verdad.

Ortega afirmó que la realidad que se niega prepara su venganza. El gobierno negó la crisis y la realidad se ha vengado, alcanzando en pocos meses la desgarradora cifra de cuatro millones de parados.

Queridos amigos,

Los mismos que negaron la mera posibilidad de que España entrara en crisis han sido después quienes más empeño han puesto en buscar culpables externos y en pretender hacer creer a los españoles que nada se puede hacer para evitar la crisis, o siquiera, para remediar sus efectos adversos.

Tan falsa era su pretensión negacionista de hace muy poco como su intención actual de eludir cualquier responsabilidad tanto en el alcance y profundidad de la crisis como, de cara al futuro, en las medidas que deberían tomarse para superarla cuanto antes y de la mejor manera posible.

Es evidente que hay una crisis global que, como tal, golpea a todos los países. Pero es igual de evidente que, siendo global, golpea a España de manera especialmente grave y antisocial debido a factores internos que son inocultables y que amplían la profundidad y el alcance de la crisis.

Porque ningún país salvo el nuestro ha enviado a dos millones de personas al paro en apenas un año. Que España genere siete de cada diez parados europeos significa que algo se está haciendo mal, muy mal, en la política económica española. 

Queridos amigos,

En este libro analizo en primer lugar la crisis internacional. Sus causas, cómo se ha transmitido, y qué ha fallado.

Y destaco que además de factores puramente económicos han concurrido factores morales.

Entre ellos se encuentran la irresponsabilidad de muchos gobernantes, la falta de profesionalidad de muchos directivos públicos y la falta de ética de muchos directivos del mundo privado en el ámbito financiero.

Tampoco es ajeno a la crisis, como ha destacado Jaime Mayor, el desprecio a determinados principios y valores en los que se sustenta la prosperidad. Haber dejado de lado virtudes como el trabajo bien hecho, el esfuerzo personal, el deseo de superación y la honradez ha pasado al cobro una abultada factura.

Concurre también en esta crisis un cierto componente de arrogancia. Buena parte de la sociedad pensó que de la mano del progreso técnico la prosperidad estaba garantizada y permitía tenerlo todo y tenerlo ahora. Eso llevó a miles de millones de ciudadanos en todo el mundo a vivir por encima de sus posibilidades. El mundo ha vivido, en buena parte, una cura de humildad tras una “era de expectativas desbordadas”.

Señoras y señores,

En la segunda parte del libro comienzo por exponer mi punto de vista acerca de las razones que llevaron a nuestro país a iniciar en 1996 una década de intenso crecimiento y de creación de empleo sin precedentes en las historia de nuestro país.

Explico por qué se crearon más de cinco millones de empleos a partir de una herencia del 23 por ciento de paro. Y relato cómo fuimos capaces de entrar en el euro y alcanzar la máxima calificación de nuestra deuda, la triple A, retos impensables en 1996, cuando el gobierno socialista nos dejó en herencia un déficit del 7 por ciento del PIB, una Deuda pública de casi el 70% del PIB, tipos de interés del 12 por ciento, una inflación descontrolada y cuatro devaluaciones de la peseta. España no cumplía ningún requisito para entrar en el euro. Pero conseguimos pasar del club de los PIGS al club del euro.

También he puesto empeño en refutar la tesis gubernamental sobre los supuestos efectos inevitables de las crisis internacionales sobre la economía española. Porque en el período 1996-2004 hubo también crisis internacionales.

Estalló la burbuja de las punto-com y se produjeron los ataques terroristas del 11-S. Se produjo una grave crisis financiera que llevó a Alemania, Francia e Italia a una profunda crisis económica.

Y, sin embargo, España apenas se enteró. España nunca dejó de crecer por encima del 2,5 por ciento.

Por entonces, España creaba más empleo que Alemania, Francia e Italia juntas.

Hoy España crea más paro que Alemania, Francia a Italia juntas. Y no es lo mismo.

Y si no es lo mismo crear más empleo que Alemania, Francia e Italia juntas que crear más paro que Alemania, Francia a Italia juntas, tampoco es lo mismo crear cinco millones de empleos, que provocar una crisis que nos lleva vertiginosamente a los cinco millones de parados.

No es lo mismo dar empleo a cinco millones de personas que enviar al paro a cinco millones de españoles.

A mí me parece que lo social es crear cinco millones de empleos y lo antisocial quitarle el derecho a trabajar a cinco millones de españoles. Otros, como se sabe, no piensan lo mismo.

Queridos amigos,

En el libro expongo mi opinión sobre las causas que han llevado a España a una crisis sin precedentes y sin comparación por su gravedad social con cualquier país de nuestro entorno.

Las causas se resumen en dos: cinco años de socialismo económico y menos España.  

Cinco años de socialismo, es decir, de exceso de gasto público, de subida de impuestos, de recorte de la libertad económica, de intervencionismo público en el mundo empresarial, de debilitamiento de las instituciones y de alergia a la figura del emprendedor han acabado por provocar una nueva crisis económica y el retorno del paro masivo.

Han sido cinco años de socialismo pero también cinco años de menos España. La ruptura de la unidad del mercado nacional, la aprobación de Estatutos de autonomía que han debilitado mucho al Estado y la débil defensa de los intereses nacionales en el exterior están también detrás de la grave crisis económica y social que azota a nuestro país.

Queridos amigos,

He escrito este libro desde tres convicciones personales. La primera es que toda crisis es, en última instancia, una crisis política.

La crisis está golpeando con tanta dureza a España porque, cuando llegó, nuestro país ya sufría un fuerte deterioro político. Estoy firmemente convencido de que como la crisis es, al final, política, la solución también deberá ser política.

Es decir, sólo con un ambicioso proyecto reformista y con la determinación de poner en marcha medidas ambiciosas que convoquen a toda la sociedad en un objetivo de futuro, será posible superar la crisis y retomar la senda de la prosperidad y progreso para España.

Mi segunda convicción es que necesitamos que una amplia mayoría de españoles recupere la voluntad de unir sus esfuerzos para volver a poner a España en marcha. La crisis es, y va a ser, de tal profundidad que se necesitará un gran esfuerzo colectivo para superarla.

Me parece que es evidente que uno de los principales problemas que hoy tiene España es que el impulso político nacido históricamente durante la Transición democrática se ha agotado. Necesitamos recuperarlo.

Aquél fue un impulso político que convocó a todos los españoles, como nación, para que España pudiera ser un país normal, una democracia parlamentaria, un régimen político abierto y perfectamente comparable a los de cualquier democracia consolidada, con una economía de libre mercado que también pudiera competir en el mundo.

Necesitamos recuperar un impulso político que convoque a todos y que pueda ser compartido por una inmensa mayoría.

Lo necesitamos porque es indispensable poner en marcha una ambiciosa Agenda Nacional de Reformas, cuyo contenido me atrevo a proponer en la tercera parte del libro, para que España supere la crisis y vuelva a tener una economía dinámica y creadora de empleo. Como es indispensable, nos hará falta aglutinar los mayores apoyos posibles y ser muy conscientes de que, en todo caso, las reformas son imprescindibles.  

Queridos amigos,

Mi tercera convicción es que podemos superar la crisis. Estoy seguro de ello porque confío en mi país y en su capacidad. Estoy convencido de que podemos conseguirlo porque vi muy de cerca –me atrevo a decir que, en alguna medida, fui protagonista- cómo España superó la gravísima crisis de los años noventa. Estoy convencido porque sé que los españoles responden con trabajo y generosidad cuando se les convoca a un objetivo nacional que merece la pena.

El problema es que en los últimos años hemos equivocado el rumbo, perdido el tiempo y hasta retrocedido. Y ahora el deterioro económico y social marca la urgencia de las reformas.

Será más difícil, pero no es imposible. Mi confianza está bien fundamentada, entre otras cosas porque se apoya en la experiencia y en los hechos.

Sé que los españoles podemos superar situaciones muy difíciles porque lo hemos hecho en el pasado.

Sé de la capacidad de trabajo, de superación y de mejora de los españoles porque he tenido el honor, durante ocho años, de liderar esta nación como presidente del Gobierno.

He escrito este libro como una apelación a la confianza y a la responsabilidad. Harán falta líderes capaces de transformar las propuestas de reforma en políticas reformistas y de convocar a una amplia mayoría de los españoles para que esas políticas tengan el respaldo y la aceptación necesarias para que funcionen.

España necesita personas con capacidad de liderazgo, con convicciones, con principios, con valores, con plena confianza en la capacidad de la Nación, para salir de la crisis.

Confío en que mis reflexiones puedan ayudar, siquiera mínimamente, en esta imprescindible tarea.

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