¿Por qué no se dice de una vez por todas que el gran error -muy previsible, por lo demás- ha sido permitir la entrada de más de cinco millones de inmigrantes procedentes del Tercer Mundo, sin más oportunidad que la de trabajar durante unos pocos años en la construcción y determinados servicios coyunturalmente inflados? Era totalmente previsible que España acabara topando con el fracaso de un modelo económico basado en la explotación intensiva de mano de obra barata, en actividades con muy escaso valor añadido y fuerte dependencia de los ciclos económicos internacionales, que no ha sabido ni ha querido promover una diversidad de actividades económicas de alto valor añadido que dieran empleo de calidad y sirvieran de aliciente a los jóvenes y no tan jóvenes para formarse adecuadamente. Lo triste del caso es que el pueblo español va a dejar -impasible al desaliento- que le suban los impuestos hasta extremos confiscatorios para mantener a una parte importante de la población eternamente subsidiada. Y, como decía un articulo de este medio, mientras sigan lloviendo ayudas, subsidios, educación y sanidad gratis, etc., la gente permanecerá dócil y sin querer ver la realidad. Lo malo es que no nos rebelemos ahora los que aún tenemos algo, que esperemos a que lo hagan los subsidiados cuando pierdan sus subsidios por agotamiento de las fuentes de suministro. Porque esos no van a pedir reformas para que el país crezca de una manera más inteligente, sino más subsidios y más impuestos para los pocos que conservemos un trabajo algo cualificado.

Como si los irlandeses nos llegasen en picaresca a la suela de los zapatos. Que nos suban los impuestos, y veréis como el IVA y el IRPF, pasando por la SS, bajan a las simas más profundas del mundo, porque ni el PSOE trabajará con Blanco. ¿Apostamos?