En su informe de noviembre, la Oficina del Gabinete indicó que la economía nipona, que acaba de salir de su peor recesión desde final de la Segunda Guerra Mundial, vive "una fase deflacionaria suave", utilizando por primera vez ese término desde agosto de 2006.
A la vez, el viceprimer ministro nipón, Naoto Kan, reconocía que Japón está inmerso en "una situación deflacionaria" que podría no ser temporal y que es "crucial" el papel de las autoridades monetarias, en referencia al Banco de Japón (BOJ).
Este mismo vierens el BOJ dejó los tipos de interés en Japón en el bajísimo 0,1 por ciento -el menor de cualquier país desarrollado- ante una economía que mejora pero cuyo ritmo de crecimiento estima será moderado hasta bien entrado el año próximo.
"La economía de Japón está mejorando sobre todo debido a las políticas tomadas dentro y fuera (de Japón), aunque sigue siendo débil la recuperación de la demanda doméstica", dijo la entidad emisora, que desde diciembre de 2008 mantiene los tipos en ese nivel cercano al cero.
"El ritmo de mejora de la economía seguramente seguirá siendo moderado hasta la mitad del año fiscal 2010", que comienza en marzo próximo, agregó el BOJ, que recientemente pronosticó tres ejercicios consecutivos de deflación para Japón.
La situación actual de la economía nipona responde a un cóctel complicado: crecimiento sólido entre abril y septiembre, acompañado por caída de los precios los últimos siete meses (contracción del 2,3 por ciento del IPC en septiembre) y un desempleo que este año llegó a marcar el 5,7 por ciento, el más alto después de la guerra.
En parte el repunte del Producto Interior Bruto (PIB) nipón se debe a los ingentes planes de estímulo aprobados a lo largo y ancho del planeta durante la crisis, que han permitido a Japón revitalizar sus exportaciones, de la que esta economía es muy dependiente.
Entre julio y septiembre el PIB japonés creció a un sólido ritmo anual del 4,8 por ciento en términos reales -que excluye la influencia de los precios-, pero retrocedió un 0,3 por ciento en términos nominales, más cerca de lo que viven los ciudadanos.
En el informe divulgado hoy, la Oficina del Gabinete estima que la primera economía de Asia "está mejorando" pero que tanto la caída de los precios como el alto desempleo son factores de riesgo para la recuperación.
Tras el estallido de la "burbuja" financiera a comienzos de los 90, la deflación supuso el mayor freno durante años para el crecimiento económico de Japón, pues ralentizó el consumo privado y rebajó los beneficios de las empresas.
Ningún país desarrollado conoce tan de cerca la deflación como éste, como recordó este jueves en una rueda de prensa en Tokio el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, que pidió al BOJ que no suba los tipos para luchar contra la caída de los precios.
"Somos conscientes del serio riesgo" de la deflación, indicó el ministro de Finanzas de Japón, Hirohisa Fujii, de 77 años, para quien las autoridades monetarias y políticas deben hacer lo posible con el fin de mejorar la economía, pero no pueden hacer todo.
Según el veterano ministro nipón, las políticas fiscales no son suficientes para apuntalar la recuperación pues, aunque el "gasto público tiene un efecto de repunte, cuando se habla de mejorar la economía, citando a (John Maynard) Keynes, debe venir del sector privado".
Japón revive el fantasma de la deflación
Por primera vez en más de tres años, el Gobierno japonés admitió este vierens un secreto a voces: la segunda economía del mundo ha entrado en una nueva fase deflacionaria que puede lastrar su incipiente recuperación.
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