Olvidada por los chinos a lo largo de la historia, Korla está situada en el sur de la región de Xinjiang, a unos 200 kilómetros de la capital, Urumqi, y es una de las rutas favoritas para transportar la energía desde Kazajstán y otros países de la zona.
Según los datos más recientes publicados, Korla fue testigo de una producción total de 43.083 millones de yuanes y la inversión local en activos fijos llegó a los 4.268 millones de yuanes en 2008.
Los últimos descubrimientos de petróleo y la duplicación de la producción de gas natural ha aumentado la inversión y el crecimiento económico de la zona de forma espectacular en los últimos diez años. Korla es rica en recursos minerales como el carbón, la mica, el grafito, el hierro, el manganeso y otros 50 tipos de minerales.
Y es el hogar de un gran centro operativo para la exploración de la empresa petrolera china PetroChina, la cual encabeza el ránking mundial de empresas con mayor capitalización bursátil, con 246.000 millones de euros.
Además, la compañía a finales del año pasado comenzó la construcción en Xinjiang de una reserva energética de petróleo de 5,4 millones de metros cúbicos que le diese garantías de suministro eléctrico al gigante asiático.
En total, la planta de PetroChina, subsidiaria de la compañía China National Petroleum Corp (CNPC), contará con 30 tanques de petróleo que serán llenados con el crudo procedente de Rusia y Kazajistán.
CNPC, la empresa de gas y petróleo más grande de China, anunció este mes que planea construir en Xinjiang la que sería la mayor base petrolera y de gas del país asiático, además de convertirse en una importante refinería de petróleo, petroquímica y base de almacenamiento de petróleo en el año 2020.
También anunció que tiene como objetivo aumentar la producción de gas y petróleo en Xinjiang esperando que alcance los 50 millones de toneladas de petróleo en 2015 y que la cifra se eleve a más 60 millones de toneladas en 2020.
Además, la capacidad de la región en la refinación de petróleo se espera que alcance los 26 millones de toneladas por año en 2015 y los 30 millones de toneladas para dentro de una década.
La ciudad de Korla posee un clima templado, los recursos hídricos y el suelo fértil que la hacen muy productiva para que se den melones, algodón y otros productos agrícolas que luego son exportados al resto de China y al extranjero.
Tal vez las frutas más conocidas de esta ciudad son las peras fragantes, ricas en azúcar, crujientes y jugosas, que además son fáciles para el almacenamiento y su posterior transporte, por lo que es conocida como "la reina de las frutas".
Las zonas de cultivo de esta fruta ocupan las 355.000 hectáreas y son vendidas a Hong Kong y países del sudeste asiático, Europa y América. Tampoco hay que olvidar que Korla es una parada de los comerciantes de la Ruta de la Seda, en la que hay 14 monumentos que pertenecen al Patrimonio Nacional de China y otros 40 están en conservación.
La población se sitúa en los 500.000 habitantes en la actualidad, tras aumentar en unas 20.000 personas al año desde 2007, en su mayoría chinos han, que tienen ventajas fiscales y administrativas si emigran hasta esta remota ciudad del mapa chino.
Las oportunidades no dejan de aparecer en Korla y una de las más resonantes ha sido la apertura de la línea de ferrocarril que une la zona del sur de Xinjiang.
Además, desde la región autónoma tratan de poner en práctica con firmeza la estrategia de la transformación de recursos, el desarrollo sostenible, el desarrollo de mercado y tratan de crecer como una ciudad moderna, según publicó la agencia oficial china Xinhua.
Lo que también han aumentado son las condiciones de vida de los locales, con la construcción de nuevas infraestructuras, por ejemplo el aumento del número de aeropuertos de los 14 existentes a los 21 en 2015, o la llegada del gas a 300.000 hogares, que frenaron la tala y la quema de álamos como combustible doméstico.
En definitiva, Korla cuenta con una industria líder y dominante con el petróleo, los textiles, la energía, el cemento, los minerales, el papel y los materiales de construcción como principales industrias, de la que Pekín no se quiere desprender.