(Libertad Digital) Un reciente informe difundido por la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (Andema) y el Consejo Superior de Cámaras de Comercio españolas estima que los españoles gastan más de 285 millones de euros al año en adquirir copias de marcas. Sin embargo, sólo uno de cada seis consumidores españoles admite comprar sucedáneos de marcas conocidas de forma voluntaria.
Esta situación ha dado lugar a la jornada “La propiedad industrial: clave en la competitividad empresarial” celebrada en la Cámara de Comercio de Madrid, en la que se ha animado a las empresas a patentar sus marcas para ganar competitividad.
Durante la jornada, los expertos coincidieron en señalar que una marca que goce del reconocimiento del mercado “añade valor al producto, lo hace más atractivo a los clientes y puede incluso convertirse en el principal motivo de compra”. Por lo tanto, la protección de los diseños valiosos suele ser una parte fundamental de la estrategia comercial de cualquier diseñador o fabricante.
Al proteger un diseño industrial mediante su registro en una oficina de propiedad industrial de ámbito nacional o regional, el titular obtiene los derechos exclusivos para impedir su reproducción o imitación no autorizada por parte de terceros. Se trata, pues, de una práctica que responde a la lógica empresarial, pues mejora la competitividad de una empresa y suele aportar ganancias adicionales.
En la jornada intervinieron la coordinadora de innovación y medioambiente de la Cámara, Laura Diego; el asesor jurídico de la consultora Gestimarca, Josué Parejo; y la consejera técnica del departamento de Patentes e Información Tecnológica de la Oficina Española de Patentes y Marcas, Isabel Seriñá.
Madrid lidera el registro de marcas
Los activos intangibles de las empresas españolas, de los que la marca forma parte sustancial, representan en la actualidad el 80 por ciento del valor total de la empresa promedio española, el doble que en 1988. Sin embargo, las empresas siguen siendo, en la actualidad, reacias a registrar sus marcas o patentar sus innovaciones.
En España, son principalmente las pequeñas y medianas empresas las más reticentes a participar en el sistema de patentes.
La Comunidad de Madrid, con 13.666 solicitudes para el registro de marcas en 2007, lidera el ranking de las comunidades autónomas en petición de registro, seguida, a buena distancia, de Cataluña, con 10.656, según datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas. Estas cifras dan cuenta de la conciencia que han tomado las empresas madrileñas de la importancia de proteger la propiedad intelectual.
El coste de proteger la propiedad intelectual
Proteger la propiedad intelectual tiene un coste que varía entre los 15 euros de un dominio, los 450 de una marca nacional y los 6.000 de una patente internacional. Cifras que no son tan elevadas si se tiene en cuenta que los recursos económicos que se invierten en un nuevo desarrollo tecnológico son muchos mayores.
Los expertos que participaron en la jornada señalaron que gran parte de las compañías españolas creen que patentar una invención o registrar una marca es un engorro administrativo y que su precio es elevado. Pero lo cierto es que muchas de estas gestiones están subvencionadas por el Instituto Español de Comercio Español (Icex) y por la Oficina Española de Patentes y Marcas, y su registro permite deducciones fiscales del impuesto de Sociedades, con lo cual el gasto es relativo.
Los consumidores españoles son cada vez más reticentes a comprar productos falsificados. El negocio ilegal de venta de falsificaciones en España supone el 0,19 por ciento del importe mundial, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) valora en 150.000 millones de euros.
Las comunidades de Madrid y Valencia son los principales centros de este comercio paralelo al legal, en función del número de intervenciones efectuadas por la Guardia Civil.