El indicador no ha dejado de caer desde el cuarto trimestre de 2007 en el que llegaron a verse los máximos. Como puede verse en el gráfico (pinchar en la imagen para ampliar), en el que se representa el indicador en sus componentes de bienes de equipo y consumo, la caída es especialmente acusada en los primeros, con un 54,8% desde su nivel máximo de diciembre de 2007, y algo menos en consumo, que acumula un descenso del 30,5%.
Si se analizan los diferentes componentes del indicador de consumo, se puede observar que el que mejor aguanta es alimentación (-6,5%), seguido por bienes de consumo no duraderos (-11,5%) y bienes de consumo duraderos (-73,7%).
La evolución que refleja este indicador es sumamente preocupante, pues nos está diciendo que la evolución que está siguiendo la economía española es la contraria que cabría desear, ya que, dentro de la caída general observada, es la inversión la que más sufre.
No dejan de lanzarse mensajes en el sentido de que hay que cambiar el modelo productivo y que hay que incrementar las exportaciones. Pero una economía exportadora moderna es altamente intensiva en capital, y eso requiere inversión. Y esa inversión no sólo no está comenzando sino que cae cada vez más deprisa, lo que obviamente es incompatible con el pretendido cambio de modelo, que implicaría sacrificios en el consumo en beneficio de la inversión.